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37~
DOMINGO VEINTE Y CUATRO
.siempre el último del año eclesiástico , aun cuando hay
mas de veinte
y
cuatro domingos desp1Jes de Pentecoste ;
porque entonces se ponen despues de veinte y tres los
domingos que quedaron des pues de la Epifanía; pero este
domingo veinte
y
cuatro se reserva siempre para el último,
y
para terminar el año eclesiásüco; el cual habiendo co–
m·enzado en el primer domingo de Adviento, acaba siem–
pre en el domingo veinte
y
cuatro despues de Pentecos–
tes. Por este motivo la lglesia
ha
elegido para este dia el
evangelio del juicio final , segun lo trae san Mateo , al
cual se llama comunmente el evangelio del íin del mun–
do.
La
epístola que precede
á
este evangelio se tomó de
la exhortacio.n que hace san Pablo á los fieles de Colosos
para exc itarlos á tener una vida digna de Dios, dedicáfl–
dose á agradarle en todo, llevando frutos de toda especie
de
buenas obras,
y
creciendo cada día mas en la inteligen–
cia
espirhu.al,y
en la práctica
y
cumplimiento de la vo–
lun_tad de Di0s, en lo cual consiste toda la perfeccion cris–
tiana. Pt1ede decirse que esta epístola es corno el resúmen
de las instrucciones que encierran todas las ótras ,. de las
que es como el epílogo
y
una corta reeapitulacion. El in–
tróito de la misa del dia es el mismo que el del domingo
antecedente. Como algunos de los domingos que preceden
á
éste pueden ser supernumerarios , no se les da. sino. un
intróito eomun á todos..
Dicit D<Jminus: Ego cogito c:ogitationem pacis
,
et
non
af7'tictionfr~
invo.cabitis. me
,
et ego exaudiam vos: et redu–
cam. captivitate.m vestram
de
cunctis
laci.s:
mis pensamien–
tos , dice el Señor , son pensamientos. de paz, de suavidad,
de misericordia,
y
no de ira
y
de desolacion. Meinvoca–
reis ,
y
yo os oiré ,
y
os congregaré., sacándoos de en
medio de todos los pueblos
y
lugares en que
os
habfa es–
parcido
y
arrojado.:
De cunctis locis ad qua? expuli vos,
dice el texto: para hacer conocer á
los
judíos que su cau–
tividad
y
todas sus desdichas eran justo castigo de sus
pecados,
y
que
BO
debian buscar otra
~ausa
de éllas. Así,
desde el punto que se vuelven á Dios por una sincera
penitencia , se aplaca el Señor, les perdona lo pasado,
y
les hace decir por el profeta Jeremías ,
qu~les
va
á
sacar de su cautividad:
Et
reducam captivitatem
ves.–
tram de
cUJ1ctis
locis.
Los. santos padres hacen aquí
Yo.a