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DESPUES
DE
PENTECOSTES.
367
ranos y calvinistas contra la pretendida relaxacion de
la
Iglesia. Todos han predicado la moral severa; pero nin–
guno de éllos que no haya tenido una vida licenciosa:
Os lo dixe muchas veces, y os lo digo azín con las lágri–
mas en los ojos
:
esos tales son enemigos de la cruz. de Je–
sucristo
,
cuyo fin es la
zíltima
infelicidad, y su suerte la
eterna reprobacion.
Ministros del demonio, cuyo único es–
tudio es engañar: lobos con piel de oveja, cuyo zelo
no
tiene otro fin que devorar
y
perder.
¡Ay
de los tales, ex–
clama el Apóstol san júdas, porque van por el camino
de Cain
!
V
ce
illis, quia in viarn Caín abierunt
!
Los zelos,
la
envidia, la soberbia han sido el principio de todos los
errores en materia de religion ;
y
el
efecto natural
y
casi
necesario, el furor , la crueldad
y
la matanza.
El
amor
soez del interes es quien los ha hecho caer en los des–
barros de Balaan : Dios los
ha
abandonado
á.
los extra–
víos de su corazon ,
y
así sus costumbres han
sido
siem–
pre las. mas corrompidas:
Et
errore Balaam mercede
ef–
fusi sunt.
Todos sus esfuerzos se han encaminado
á
ha–
cerlos perecer en una rebelión contra
la
Iglesia, seme–
jante
á
la de Coré:
Et in contradictione Core pariernnt.
Gentes que no piensan sino en tratarse bien á sí mismos
mientra~
que no predican
á
los ótros sino severidad:
Se–
metipsos pascentes;
ó como dice san Pablo:.
Quorum Deus
venter est:
Gentes que no tienen
~tro
Dios que su vientre;
es decir, sus pasiones, su amor pr
opio,su sensualidad. No
se pierde jamás la fe, que la carne no.se resarza con la pér–
dida del espíritu de
Dios~
Aparentad cuanto quisiéreis, la
mascarilla puede ocultar, pero no quitar la deformidad de
la cara. La verdadera
y
sólida piedad no se hallan sino
en la Iglesia
católica~
apostólica
roma~a.
El
evangelio es del
capítulo 9 áe san
Mateo.
In il/o
tempore= L oquente Je-
En aquel tiempo: Hablando
Je–
su ad turbar
,
ecce princeps
sus á las turbas , he aquí que se
1411us
accessit
,
et adorabat
eu1n
llegó
á
él un magnate,
y
le ado -
dicens: Domine
,
filia mea mo-
raba , diciendo : Señor ,
mi hija
do
d~ftmcta
est: sed vrni,
im-
acaba ahora de morir; pero ven,
pone
manum
t uam super
eam,
y pon tu mano sobre
élla,
y
vivirá.
et vive
t.
Et sur
gens Jesus,
Y
levantándose
J
sus, le segu1a,
y
sequebatur eum
,
et discipu-
con él sus discípulos. Cuando he