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DESPUES DE PENTEGOSTES.
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pensado de Dios,
y
debia atraer sobre toda la nacion una
proteccion mas especial
y
mas visible. Es necesario ha–
ber perdido el juicio,
y
estar bien ciegos para no ver que
Jos judíos atraxeron sobre sí las últimas desdichas ,
y
la
maldicion universal , únicamente por haber tratado tan
mal al Mesías.
La epístola es del capítulo primero de la carta de san
Pablo á los colosenses:
Non cessamus prn vobis
ora1
t es et
postulantes, u{ i111plea111ini agnitionis voluntatis D ei, in om–
nibus sapientia et intellectu spirituali:
No cesemos de orar
á Dios por vosotros, les dice el santo Apóstol,
y
pedirle
que os dé un pleno conocimiento de su voluntad, jumamen–
te con toda la sabiduría
é
inteligencia de las c·osas espiri–
tuales. Se puede decir que la Iglesia en sus primeros días
tuvo que sufrir mas de los falsos apóstoles convertidos del
judáismo, que de los gentiles. Estos perniciosos seductores,
que se pueden llamar los hereges de aquellos primeros
tiempos , corrían todas las iglesias para hacer proséli–
tos. No bien hubo Ja ciudad de Colosos recibido la fe,
cuando estos falsos apóstoles acudieron á sembrar
en
élla
la zizaña, predicando la necesidad de la circuncision
y
de
las observancias legales;
y '
mezcl ando la filosofia pl aLóni–
ca con el judaísmo, procuraban inspirarles
á
aquellos fi eles,
todavía simples
y
recien convertidos, un culto supersticio–
so: baxo el velo de una falsa humildad les daban
á
enten–
der, que siendo Dios infinitamente sobre nosotros, era ne–
cesario dirigir nuestras oraciones, no á Dios ni á Jesucris–
to, sino á los ángeles, por cuyo medio habia dado Dios
en otro tiempo la ley
á
Moyses. Informado san Pablo de
lo que pasaba entre los colosenses, les escribe esta carta pa–
ra desimpresionarles de estos errores,
y
confirmarles en la
fe, en la caridad , en la esperanza ,
y
en todas las otras
virtudes que les habían inspirado los verdaderos apóstoles.
No ceso , les dice, de orar
á
Dios por vosotros ,
y
de pe–
dirle que os dé un pleno conocimiento de su voluntad,
con toda la sabiduria
é
inteUgenda de las cosas espiritua–
les; es decir, de las verdades de la religion , para que no
caigais en los errores
y
lazos que os arman los que solo
buscan como engañaros.
Ut ambuletis digne D eo per
0111-
nia placentes:
para que tengais una conducta digna de
Dios, buscando todos los medios de agradarle ;
una
con-
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