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DOMINGO CA TORCE

debemos contar sobre la divina providencia , como si

todos nuestros cuidados estuviesen por demas.

Quis au–

tem vestrum cogitans potest adjicere ad staturam suam

cubitum unum

~

Cuando habeis hecho lo que prudente–

mente está de vuestra parte para proveer á vuestras ne–

cesidades, vuestras inquietudes, sobre este panicular, son

tan vanas, como serian las de un hombre que

á

su ta–

lle natural quisiera añadirle un codo. El ánsia y la de–

masiada inquietud son tan reprensibles como la indo–

lencia y la inaccion. Desde el punto que no se cuenta

sobre la ayuda del cielo

y

sobre la providencia , se tra–

baja mucho, pero siempre en vano y sin provecho ;

y

si

nuestros cuidados y nuest ros trabajos on, por lo comun,

tan estériles, no echemos la culpa sino

á

nuestra poca con–

fianza

y

poca religion.

i

Pensais que con vuestra inquietu -

des podreis tener tod9 lo que os es nece ario, sin el ór–

den

y

la ayuda de la providencia

divina~

Dios se com–

place en confundir nut tro orgullo

y

nuestra presuntuo–

sa industria. ¡Qué de resortes no hace jugar un hombre

del mundo, qué máquinas no mueve para hacerse pode–

roso, para hacer una fortuna brillante! Vigilias, aplica–

ciones, cabalas, industrias de nueva invencion, sistemas,

compañías, estratagemas, todo se tienta, todo se pone por

obra: nada parece mas seguro, nada mas plausible que

el plan que se ha hecho, que las medidas que ha toma- ·

do; hasta que por su desgracia todo el edificio da en tie–

rra, porque todos aquellos grandes preparativos de nada

sirven, para nada son á propósiro: ·basta una pequeña pie–

drecica para arruinar todo ese gran coloso; y despues de

tamos cuidados, tantos proyectos , tantos trabajos, todo

se convierte y viene á parar en nada. Así se burla Dios

de nuestras orgullosas empresas: queremos subir hasta las

nubes con nuestras propias fuerzas: queremos á grandes

voces atraer la opulencia desde las cuatro extremidades

del mundo; pero la abundancja no hace mas que asomar–

~e,

y la sigue inmedjatamente la miseria.

Considerate lilia agri quornodo crescunt..• nec Salo–

man

-in

omni gloria sua coopertus est sicut unum ex istis:

i

gué

gastos no se hacen, qué cuidados no se ponen en

ve tirse con magnificencia y en adornarse con

brillantez~

Se

ahilan los sesos, se agotan los cofres para brillar , para