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29z

JUEVES CUARTO

báculo sobre la boca, como se le habi:;i. ordenado ;'

pero',el

muerto no dió la menor señal de vida. Cuéntale el pasage

á

Elíseo, quien entra, halla el cuerpo del niño tendido so–

bre la eama, cierrá al punto la puerta del cuarto,

y

se po–

ne

á

orar. Acabada la 'oracion, sei sube sbbre la cama,

y

se acuesta sobre el niño, junta ojos con ojos, boca con bo–

ea, manos con manos , y lo calienta, dice la E critt.tra,

con su propio calor. Baxa despues de la cama,

y

da dos

vueltas por el cuarto: súbese otra vez

á

la cama,

y

se en.:..

coge <sobre el

ni~i'ío,

el cual bostezó siete veces,

y

abrió

~os

ojos. No dexa 'de conocerse que todo esto' e mi terioso.

La figura

y

el mi terio se palpan en toda las circunstan–

cias del .milagro. Habiendo el niño resucitado, lo entregó

el Profeta sano y bueno

á

su madre , la que transportada

de gozo

y

adiniracion, se arrojó

á

su pies, acompañando

con abundancia de lágrimas sus humildísímas acciones de

gracias.

La divina Providencia, dicen los santos padres, quiso

darnos en la relacion tan circunstanciada de e te milagro,

una figura del gran misterio de la inutilidad de la ley, y

de la nece idad de la encarnacion del Verbo.

El

báculo

tie Eliseo, pue to por u criado sob1e el cuerpo del niño;

dice san Agustín,

y

despues de

él

san ·Gregorio

y

san

Ber–

nardo, significaba la le y de Moyses, que no podia po r

misma dará nadie, ni la vida ,

ni

la ju ricia: e ra ·preciso

que el mismo

Eli

eo, figura

de

Jesucristo,

y

maestro de

todos los que habían•sid <J enviado

á

predicar e ta ley, vi–

n1e e en persona,

y

e encogiese, por decirlo a

í,

en su en–

carnacion, para acomodatse

y

proporci. narse

a l

c uerpo

del niño; esto

e ,

'de todo

el

género humano, que •san

'pa–

blo dice haber sido niño baxo la ley

(Gal.

4.):

Et nos cum

e sermts parvuli, sub elementis mundi eramus ser-vient es.

Cuando éramos niñ0s, vivíamos como esclavos baxo los

primeros elementos qu se enseñaron al mundo, pero cuan–

do se cumplió el tiempo, envió Dios

á

su Hijo,

el

que en–

cont r6 al género humano sin vida, sin fuerza s , sin luz.

B ostezó siete v eces

el ni ño. Algunos intérprete

traducen

el hebreo por

estornudd

iete veces.

No

falt<;J.

qu ien hace

de esta

iete señale

d e

vida una figura de los sacramen–

t

'

de

la nueva ley ,

6

de los siete dones del

E

píritu san–

to en la. ley de g racia.