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SÁBADO SEGUNDO

aut em, et nolebat introire. Pater

ergo illius egrersus, ca:pit roga–

re illum. At ilte re1pondens, di–

xit patri suo: Ecce tot annis ser–

vio tibi, et numqua1n mandatum

tuum pr<fJterivi, et numquq_m de–

disti mihi hmdum ut cum amicis

meis epularer : sed postquam

fi–

lius tuu1 hzc , qui devonfvit subs–

tantiam suam cum meretricibus,

v enit , occidisti i lli vhulum sa-·

ginatum. At ipse dixit illi: Fiti,

tu semper mecum es, et omnia

mea tua sunt : epulari autem, et

gaudere oportebat, quia frat er

tuus hic, mortuus erat, et revi–

:xit: perierat , et inventus est.

menzó á rogarle; pero él respon–

diendo, d ixo á su padre: He aquí

que hace tantos años que te sir–

vo, sin haber traspasado nunca un _

mandamiento tuyo, y

jamás· me

d iste un cabrito para comerle con

mis amigos; pero luego que llegó

este hijo tuyo, que disipó toda su

hacienda con malas mugeres, le

has

hecho matar un cabrito gor–

do. E;l padre, pues, le respondió:

Hi¡o , tú estás siempre conmigo,

y

todo cuanto yo tengo es tuyo; aho–

ra conviene comer,

y

alegrarnos,

porque este hermano tuyo estaba

muerto, y ha resuci tado; se ha–

bía perdido,

y

ha parecido.

ME D 1TAC101'T.

Sobre la parábola del hijo Pródigo.

PUNTO

PRIMERO.

Considera en qué desbarros

y

en qué desgracias se

pre–

cipita ·una alma desde el instante en que disgustada del

serv1cio de Dios sacude el suave

y

ligero yugo del me–

jor de todos los padres para seguir su capricho, los de...

seos de su corazon,

y

la inclinacion vicio a de su propia

libertad, que degenera bien pronto en libertinage. Jesu–

cristo procuró descubri rnos individualmente todos los pa–

sos ·que da el pecador en la parábola del hijo Pródigo. El

mas joven dixo á su padre:

Padre, dadme la parte que

me

toca

de mi legítima ;

y

el padre se la dió. La juven–

tud fue siempre la edad _mas funesta para la inocencia.

~a

falta de madurez

y

de experiencia, la vivacidad

y

el

ardor de las pasiones, la ligereza, el mal exemplo, todo

concurre en una persona joven para hacerla sacudir el

yu–

go de la dependencia

y

para que se extravíe.

i

Qué moti·