DE CUARESMA.
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REFLEXIONES.
Díxo Rebeca
á
su hijo Jacob:
Todo es
misteri~,
todo es
figura del nuevo Testamento en el Testamento viejo. Esaú
y
Jacob, hermanos mellizos, llevados
á
un mismo tiempo
en un mismo vientre, nacidos á la misma hora,
i
qué suer.–
te tan diferente no
tienen~
El primogénito se ve privado
del derecho de la primogenitura ,
y
de todas las pre ro–
gativas
y
bendiciones que tenia derecho de esperar,
y
de
que su padre queria colmarlo;
y
el menor entra en todos
los derechos del primogénito,
y
ocupa su puesto.iQuién no
ve en esta figura representados visiblemente el p;ueblo ju–
dío
y
los
gentiles~
Dios ha sido desde la eternidad el pa–
dre comun de todos los hombres; pero la predileccion
habia sido desde el principio para el pueblo hebreo. Era és–
te el hijo primogénito en la casa del padre de fam)lias.
Todos los favores, todos los privilegios eran para él. El so–
lo estaba dotado del conocimiento · del verdadero Dios:
.solo él era depositario de sus secretos
y
de sus
mi~terios:
solo él estaba consagrado á su verdadero culto. ¡Qué pro–
digios no obró el cielo en su favor! ¡qué bondad la de
Dios para con esta nacion privilegiada , sin embargo de su
humor grosero., de su natural perverso, de la indociliciad
de su espíritu, de la ingratitud de su corazon, de la in–
constancia ridícula de toda su conducta! Pero en fin, ha–
biendo puesto el colmo
á
su iniquidad por el deicidio co–
metido en la adorable persona del
M~sías,
se ha visto su–
plantada, digámoslo así, ó echada de su lugar por los gen–
tiles, á quienes se puede decir había como vendido su de–
recho de primogenitura por su idolatría, da.ndo tantas ve–
ces culto sacrílego
á
sus falsos dioses. Los gentiles conver–
tidos á la fe han podido decir á Dios como J acob: Nos.:
otros somos vuestro hijo primogénito; .esto es, nosotros
he ~
mos entrado en posesion de todos los favore que vue tra
Mage tad tenia intencion de hacerla, si hubiera guardado
vuestros mandamientos, si hubiera querido reconocer al
Me ía . Habiéndose hecho indigna de vuestros benefi -
cios, hemos nosotros ocupado su puesto. Es verdad que
no otros hemo venido
á
la última hora· pero pronto
á
obedeceros hemos sometido nuestro espíritu
á
la fe luego
Tom. II.
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