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DE CUARESMA.
97
R E F LE XI O
N
E S.
Dixo
Rebeca
á
su
hijo Jacob:
Todo es misterio, todo
es
figura del nuevo Testamento en el Testamento viejo. Esaú
y
Jacob, hermanos mellizos, llevados á un mismo tiempo
en un mismo vientre, nacidos á la misma hora, ¿ qué suer–
te tan diferente no
tienen~
El primogénito se ve privado
del derecho de la primogenitura ,
y
de todas las prero–
gativas
y
bendiciones que tenia derecho de ·esperar,
y
de
que su padre queria colmarlo;
y
el menor entra en todos
los derechos del primogénito,
y
ocupa su puesto.¿Quién no
ve en esta figura representados visiblemente el pueblo ju–
dío
y
los
gentiles~
Dios ha sido desde la eternidad el pa–
dre comun de todos los hombres; pero la predileccion
babia sido desde el principío
par~
el pueblo hebreo. Era és–
te el hijo primogénito en la casa del padre de fam)lias.
Todos los favores, todos los privilegios eran para
él.
El so–
lo estaba dotado del conocimiento del verdadero Dios:
solo él era depositario de sus secretos
y
de sus misterios:
.solo
él estaba consagrado á su verdadero culto. ¡Qué pro–
digios no obró el cielo en su favor! ¡qué bondad la de
Dios para con esta nacion privilegiada, sin embargo de su
humor :grosero, de su natural perverso, de la indocilidad
de su espíritu, de la ingratitud de su corazon, de la in–
constancia ridícula de toda su conducta! Pero en fin, ha–
biendo puesto el colmo
á
su iniquidad por el deicidio co–
metido en la adorable persona del Mesías, se ha visto su–
plantada, digámoslo así,
ó
echada de su lugar por los gen–
tiles,
á
quienes se puede decir había como vendido su de–
recho de primogenitura por su idolatría, dando tantas
ve–
ces culto sacrílegó á sus falsos dioses. Los gentiles con ver..
tidos
á
la fe han podido decir á Dios como Jacob: Nos–
otros somos vuestro hijo primogénito; esto es, nosotros he–
mos entrado en po esion de todos los favores que
vue~tra
Magestad tenia intencion de hacerla, si hubiera gu ardado
vuestros mandamientos, si hubiera querido reconocer al
Mesías. Habiéndose hecho indigna de vuestros benefi.
cios, hemos nosotros ocupado su puesto. Es verdad que
nosotros hemos venido
á
la última hora; pero prontos
á
obedeceros hemos sometido nuestro espíritu
á
la fe luego.
Tom. Il.
G