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DE ADVIENTO.
'55
calidad de minist ros de Jesucristo
y
de sus primeros
ófi–
ciales • no omjtan c,osa alguna de las que puedan hacerl0s
ª
éllos mismos mas agradables á sus ojos en las santas fun-:
ciones de su ministerio.
El evangelio es el mismo que el del sábado anteceden–
te; es decir, la historia de la predicacion de san Juan Bau–
t ista
y
de la primera funcion de este hombre santo en cali··
dad de precursor del Salvador, como la refiere
s~n
Lucai..
El Hijo de Dios es la verdadera luz que alumbra á cual–
quiera .q11e viene al mundo. Había vivido Jesucristo desco–
nocido en Nazaret
y
como escoadido
~n
la obscuridad de
una vida privada, cuando san Juan Bautista salió del de–
sierto para prepararle los caminos , como la aurora que
precede al sol
y
da principio al dia. No era él mismo la
luz, sino que era para dar. testimonio de la luz. Este san–
-ro hombre
habi~
pasado toda su juventud en' el desierto,
en el exercicio de la mas austéra
penitencia, sin ~otro
alivio.
que el que gustaba en las dulzuras 'de Ja contemplacion.,
En fin, compareció ante el pueblo de Israel á los trej¡pta
años de su edad,
y
á los veinte y nueve de la de Jesul!'ris–
to, que era décimo quinto del imperio de Tiberi©. En este
tiempo fue cuando este precursor del Salvador, este hom–
bre nacido por milagro, este admirable anacoreta, reti–
i:ado en lo interior de su desierto, recibió órden de em- ·
pezar á exercer las funciones de su ministerio.
· ·,
El reyno que Herodes Ascalonita babia poseido todo
entero, estaba entonces div.idJdo
~n
cuafro1prfo{iipados.
El primero
y
el mas considerable, ,"que era e·l de Judea,
habiéndose sometido al imperio romano despues del des'"–
tierro de Arquelao, nó hacia sino una p·rovincia de la Si–
ria , no porque no fuese gobernado por Poncio Pilato,
á
quien los judíos daban el título de presidente, que los ro–
manos solo daban á los que eran gobernadores en ge fe; sino
porque su gobierno era subalterno_,
y
dependía del de Si–
ria; de suerte que no le tenia sino como agente, ó, para ha–
blar segun los romanos, como precursor del César:
Procu–
rante Pontio Pi/ato Judeam.
Los otros tres tenían sus prín–
cipes particulares, que se llamaban simplemente tetrarcas,
lo que, segun su etimología, significa un príncipe que posee
la cuarta parte de un estado grande; pero se daba ordina–
riamente
este n-0mbre
á
los pequeños príncipes que gober-
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