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l

SEGUNDO DOMINGO

tiempo mas santo en el discurso del año que el Adviento.

Todo nos predica penitencia; oracion, retiro. La palabra

de Dios se predica en todas partes : la Iglesia en todas par•

tes solicita á sus hijos para que se dispongan con todo gé•

nero de exercicios á la celebridad de una tan grande fes–

tividad. Las almas santas , las almas inocentes se aco–

modan fácilmente

á

estas piadosas disposiciones;

i

pero

esas personas que se dexan conducir por el espíritu del

mundo , esas gentes de placeres, esas almas que encane–

cen en la iniquidad, dan algun paso, hacen muchos esfuer–

zos para reconciliarse con Dios,

y

para disponerse

á

cele–

brar dignamente su

nacimiento~

¡Ah ,

y

cuánta razon te–

nia el Apóstol para decirnos que ahora es el tiempo de salir

de nuestro profundo sueño

y

.de despertar! Y si no nos

aprovechamos de este santo tiempo,

i

qué (iebemos espe–

rar~

i

qué no debemos temer

~

Ciertamente que es una

de las cosas mas tristes no despertar sino en la muerte.

~-

El evangelio er del cap.

1

t.

de 1an Mateo.

In

illo tempore: Cum audimt

Joannes in vinculis

oper~ ~hri~ti,

mittens duos de duCTpulu

1uis, ait illi: Tu es

,

qui ven–

turus er, an alium expectamus1

Et re1ponden1 Jerus, ait illi1:

Euntes renunciare Joanni quie

audi1tis

lt

vidistis. Ceci vi–

dent

,

claudi ambulant

,

leprosi

mundantur, 1urdi audiunt, mor–

tui resurgunt

,

pauperes evan–

gelizantwr-: et beat us est

,

qui

non fuerit 1candaliu1tus in me.

lllis aut(m abeuntibus

,

cropit

Jesus dicere ad turbas de Joan–

ne

:

Quid existis in derertum

videre

1

arundinem vento agi–

tatam

1

Sed quid

e~i1ti1

vider.e?

hominem mollibus vestitum

1

Ec–

ce qui mollibus vestiuntur

,

in

domibus regum sunt. Sed quid

existis videre

?

prophetam? E–

tiam dico· vobfr: et piar qudm

En aquel tiempo: Habiendo oido

Juan en la cárcel las obras de Cris–

to' envió dos de sus discípulos

á

decirle: ?,Eres

el que ha de ve–

nir, ó hemos de esperar á ótro

1

Y

J esus le respond ió y les dixo : Id,

y decid á Juan lo que habeis oido

y

visto. Los ciegos ven , los cojos

andan, los leprosos son limpios, los

sordos oyen, los muertos resucitan,

y á los pobres se anuncia el evan–

gelio: y bienaventurado el que no

se escandalizare de mí. Yéndose,

pues, los nuncios, comenzó

J

esus

á

decir de Juan á las turbas: ¿qué

habeis salido á ver en el desierto1

¿ una caña agitada del viento

1

¿

qué, pues, habeis ido á ver

1

¿al–

gun hombre vestido con molicie1

mirad: los que visten con delica–

deza habitan en los palacios de los

reyes. ¿Qué salisteis, pues, á ver?

¿un profeta

1

sí:

y

yo os digo que