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PR!MER
SÁBADO
cristianos es el dia de la Resurreccion del Señor. En con–
secuencia de esto, .exhorta á los que estaban todavía adic–
tos
á
las observancias de los judíos, que trasladen el des–
canso
y
la alegría de la fiesta del sábado al domingo. La
costumbre de ayunar el sábado en el discurso del año, es
muy antigua en las comunidades religiosas
y
entre los so–
litarios. La Iglesia no lo ha maridado con precepto expre–
so
á
los fieles; se ha contentado coi;i mandar la abstinen–
cia de ciertas viandas el viernes
y
el sábado en memoria
de la pasion, de la muerte
y
de la sepultura del Salva–
dor. El sábado ha estado siempre en particular veneracion
entre los fieles, especialmente, despues que ha sido pecu–
liarmente consagrado á honra de la vírgen María, y des–
de que la Iglesia l@ ha destinado oficio particular. Por an,
tigua que sea en Occidente
~a
dedicaciof: de este dia
á
honra de la Madre de Dios, algunos quieren que toda–
vía fuese mas antigua en Oriente;
y
pretenden que fue es-
' tab\"!cida mucho tiempo antes en Constantinopla para to -
dos los sábados, regularmente en la iglesia de santa Ma–
tía
Hodegétria, ó nue'stra señora de ' las Guias; y que ·de–
bia su orígen al culto particular que se daba en élla
á
la
famosa imágen de la santísima Vírgen, la cual era la mas
...::élebre reliquia,
y
el principal adorno de esta iglesia; pues
se miraba como obra de la mano de san Lucas,
y
como
instrumento de diferentes milagros. Se halla en Occiden-.
te des
'!·(, octavo ·siglo una misa votiva
á
honra de la
santísima
:~en
para el sábado, como la habia de la san–
tísima
Trinid '~d,
del Espíritu santo, de la cruz, y de los
santos ángeles
~ara
los otros días de la semana. Es cierto
que el sábado ha estado particularmente consagrado en la
Iglesia desde los primeros tiempos para honrar mas espe–
cialmente
á
la'santísima Vírgen'. Esta devocion tan religio–
sa es comun á todos los
verdaderos . fi~les,
y subsistirá has–
ta el fin de los siglos entre los escogidos del Señor.
El introito de la misa
d~
este día es del versículo
13
del salmo
19,
y es el mismo que el de la misa del dia
a ntecedente. Como este día estuvo mucho tiempo sin tener
oficio
particular~
se
tomó de la misa del viernes el introito
y
Ia
continuacion de su epístola. El profeta ·lsaías prosigue
en hacer ver, que es necesario renunciar á la impiedad,
á
la hipocresía
y
á
la
propia voluntad, para hacer que Dios
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