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VIERNES
J
ACUL~TORIAS.
Si dimiseritis hominibus peccata eorum: dimittet et vobis
Pater vester crelestis delicta vestra.
Matth. 6.
Yo estoy seguro, Dios mio, que< si perdono
á
mis enemi–
,.
gos
SHS
ofensas, vos me perdonaréis; y que si yo no se
las perdono, el Padre celestial no me ' perdonará las
mias. .
Relinque proximo tuo nocenti te: et tune deprecanti tibi
peccata fsolventur.
Eccl. '28.
Perclonemos
á
nuestro próximo el mal que nos ha hecho;
y .
nuestros pecados serán perdonados cuando pidamos
· el perdon de éllos. ¡Buen Dibs,
qué
dulce es esta verdad!
P R O P O S 1 T O S.
r De todos los mediós
de
salvaclótt , de todas las
señales de predesninácion, no sé si hay
una
mas
se~ura
y
1\\ªs bien establecida, que la de amar
á
los enemigos.
Se puede todavía añadir, que tal vez no hay virtud mas
heróica, mas noble,
y
que honre mas al cristiano que el
perdon de los agravios,
y
el amor de los enemigos. iPero
hay
órra donde nuestro amor para con Dios se dé mas
'Jien á conocer,
y
la sinceridad de este amor se haga mas
sensible~
Hazte un punto de religion el aventajarte en
esta virtud. Respeto humano, consideracion al estado,
á.
la eda
-?
~-& calidad,
á
la atrocidad,
á
la malicia,
y
á
la
injusticia
::'l
ofensa; razones frívolas, reflexiones des–
preciables,
·~etextos
indignos de un cristiano; atropella
por todas
esas·~sugestiones
de la malignidad; ninguna oca–
sion mas heróica para dar pruebas de tu fe. No aguardes
á
que tu enemigo te prevenga: esto te quitaría el mérito
de tu accion: no aguardes tampoco
á
que él te dé alguna
ocasion de reconciliaéion, ni á que dé el primer paso;
esto disminuiria tu mérito: anticípate
tú,
dale mue$tras
sensibles de tu amistad; inventa, pór decirlo así, ocasiones
para servirle.
i
Qué seguridad no te dará
á
la hora de la
muerte una conducta tan
cristiana~
2
Pide todo los dias por tus enemigos. Si tienes la di–
cha de haber sipo ensalzado al sacerdocio, di todo los me–
se uaa misa p r éllos: si
abraiaste
el estado religioso, haz