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2 0 4

MIÉRCOLES

t

ant iguos juntaban siempre la ceniza

á

la

penitencia. Opta–

to echó en cara

á

los donatistas el haber puesto en peni–

tencia á unas vírgenes consagradas

á

Dios poniéndolas ce.

niza sobre la cabeza:

Consecratas Deo aspersistis immun–

dis cineribus crines.

San Ambrosio dice que la ceniza ·de–

be distinguir al penitente:

Cinere aspersum, et opertum

cilicio corpus perhorrescat (Lib.

1..

ad Virg. laps.

8. ). Y

san Isidoro, arzobispo de Sevilla ,_dice que los que entran

en penite,ncia, reciben ceniza sobre la cabeza, para reco–

no'i:er que en c·onsecuencia del pecado no son otra cosa

que polvo

y

ceniza ~

y

que con justicia ha pronunciado

Dios

contra éllos sentencia de muerte.

·

Reginón tomo de los antiguos concilios el

mo9,o

con

que se ponían en penitencia los grandes pecadorf.s,

y

la

ceremonia del dia de

c~niza.

Todos los llF

es' dice,

se

presentaban á la puerta de la lgles-ia

veff

; de un sa–

co, los pies descalzos ,

y

con todas las señales de un co.

razon contrito

y

humillado. El obispo, ó el penitenciario

les :¡nponia una peni tencia proporcionada

á

sus pecados:

des

~ ~ies,

habiendo rezado los sie te salmos Penitenciales,

le

·

· 1.~po~ian

las manos, les

ro~ i aban

con agua bendita,

y

,les c , brrnn la cabeza de cemza. Esta era la ceremonia

del dia de Ceniza,

ú

de los primeros dias del ayuno de

la Cuaresma para los pecadores públicos, cu yas faltas

enorme~ioian

hecho ruido

y

causado escándalo. Pero

como

t 1,~X>s

los hombres son pecadores, dice san Agus–

tin, t(Jflí'.:;;) deben ser penitentes ;

y

esto

es

lo que movió

á

los

fi~,

aun

t

aquellos mismos que eran mas inocentes,

á

dar en este

dia

señál pública de penitencia, recibiendo

. la ceniza sobre la cabeza. Ningun fiel estuvo exento de es.

ta ceremonia: los príncipes

y

los súbditos, los sacerdo–

tes,

y

aun los obispos, dieron al público desde los

pri–

mero~

tiempos este exemplo

de

penitencia.

Y

lo que

al

principio babia sido particular

y

propio

á

los penitentes

públicos, vino despues

á

ser comun á todos los hijos de

la

lglesfa , por

la

persuasion en

qu~

deben estar, segun la

.moral de Jesucristo, de que no

hay

persona por inocente

que se crea , que no tenga necesidad de hacer penitencia.

Los papas mismos

se

sujetan como los <lemas

á

esca hu–

millante ceremonia de religion :

tod~

la

distincion respe-

- tuosa que se guarda con el vicario de Jesucristo es que