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DE CENIZA.
203
por
el Espíritu santo, ha añadido lm cuatro
d
ias preceden–
tes, y ha
AxaJo
el principio de esta santa cuarentena
al
miércoles de Ceniza. Todos saben que esta santa ceremo–
nia
de
poner la ceniza sobre la cabeza, es quien ha dado
el nombre á este primero dia del ayuno de la Cuaresma.
La
ceniza, no solo eo la nueva ley, sino tambien en la
antigua , era sí nbolo de la penitencia, y señal sensible de
afiiccion
y
de dolor. Queriendo Tamar testificar su que –
branto
y
su dolor, se roció
~a
cabeza con ceniza
(2.
Reg .
13.).
Yo me acuso
á
mí mismo, decía Job hablando con el Se–
ñor, y hago penitencia en el polvo y en la ceniza:
Ipse
me reprehendo , et ago pcenitentiam in favilla, et cinere
(Job
~·
).
Los israelitas aterrados al acercarse Holófernes,
los sac . dotes, queriendo aplacar la indjgnacion de Dios,
le
ofrecit-. e.~-
ifici-os, teniendo las cabezas cubiertas
de
ceniza.
Et erát cinis super capita eorum (Judith.
14.).
Mar–
dóqueo, consternado con 1a noticia de la desgracia que
amenazaba
á
toda su nacion, se vistió de un saco,
y
se
cubrió la cabeza de ceniza:
lndutus est sacco, spat.( ens
cinerem capiti
(
Esth.
4.).
Todo el pueblo
hizo
lo
!Jl.'
mo
en las provincias:
In omnibus quoque provinciis,
sa~
,
et
cinere
(
Jerem.
2 ).
Los ancianos de la ciudad de Sion ,
di–
ce Jeremías en sus lamentaciones, cubrieron sus cabezas
de
ceniza por un espíritu de penitencia:
Conspexerunt ci–
nere capita sua
(
Jerem.
2. ).
Daniel juntó al
jéi'.
uno y la
oracion la ceniza para aplacar al Señor
irritado~: .
ntra su
pueblo
(Dan.).
El rey de Nínive, queriendo a
ar, al
Señor, baxó de su trono , se cubrió de un-i\Saco,
y~
sen–
tó en la ceniza
(Joan.
7.). Los macabeos acompañaron su
ayuno solemne con la ceremonia de la ceniza que pusi<=;–
ron sobre sus cabezas:
J ejunaverunt et cinerem imposue–
runt capiti suo (Mach.
3. ).
En la nueva ley no ha estado menps en uso la ceremo·
nia de las cenizas, que lo estuvo en la antigua. Echando en
cara Jesucnsto á los de Corozaim
y
de
B~tsáyda
su endu–
recimiento
y
su _indocilidad, dice, que si los milagros que se
obraron entre éllos se hubieran obrado en Tiro
y
Sidon,
hubieran hecho penitencia estas ciudades con el saco
y
la
ceniza:
In
cilicio et cinere pcenitentiam egisset (Math.
r r.).
Ninguna cosa fue mas comun
á
los penitentes desde los
primeros tiempos de Ja Iglesia. Los padres
y
los concilios