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DE SEXAGÉS lMA.
La epístola de la misa de este dia no es otra cosa que
la
hi toria 6 descripcion que hace el mismo san Pablo
á
los
corintios de sus trabajos apostólicos, de sus tormentos, de
su rapto al tercer cielo , de sus tentaciones , y de todo lo
que creyó podía contribuir
á
su adelantamiento, á fin de
ser contrapuesto á la vanidad de los falsos apóstoles, que
no omitían co a alguna para engrandecerse y hacerse res–
petables,
y
desacreditar por este medio
á
san Pablo en la
opinion de los fieles de Corinto.
No bien hubo sa lido el aoto Apó tolde Corinto, cuan·
do irritado el demonio de las prodigiosas conqui tas que
este Apó rol de las gente había hecho para J esucristo, en–
vi6luegoá e ta ciudadsusemisarios.Eran los corintio muy
celosos en la apariencia iendo judíos: querían mezclar las
ceremon
ley d Moy es con el evangelio;
y
para
de
acredi ~.
n Pablo, cuya doctrina no se conforma-
ba con lÍ suya, hablaban de él con tanto menospre
io,
cuanta era la ponderacion con que hablaban de sí mi mos.
No se detenian en decir que an Pablo era r 1 xado eP. u
moral; y gue con el pretexto de .bacer valer la nue .
y,
y
en alzarla , aniquilaba la antigua. Que no b bia
ci–
bido su mi ion ni de Jesucri to, ni de los prim r ap ' s–
toles : que tampoco habia dado prueba alguna de u apos –
tol ado: que no era menos de preciable por su talentos
que por u per ona;
y
que a
í
su doctrina deb
les sos.-
pe ho a. Como e
to
embustero afectaban en
L
rerior
un ayre modesto
y
estudiado; como se pre entab.
pre con má cara de mortificacion, de piedad, de r ·
a,
ngañaban á los simple , y adquirían mucho admiradores.
y
ecua es. Habiendo sido advenido san Pablo
4e
los ar–
tificios de esto educrore
y
embaucadore , creyó e tar
obligado
á
emplear todos lo remedio nece arios para im–
pedir un tan gran mal,
y
hacer que abrí en los ojo los
que ya habian caído en el lazo. Se vió preci ado
á
quirar
la má ca ra
á
e to falsos profeta ,
y
hacer pateme
Ja
au–
toridad de u mi ion,
y
para to ha e u elogio
á
pe. ar
d u pr funda humildad. haciendo un ompendio de la
hi
t ria de u ida. Ninguna co a ma ingenioia que el me–
dí d que e vale para mo erar la ne e idad en que e ha–
lla de r ferir uno he hos gue le ba en tamo honor, nin–
guna c a mas elocueoce que la misma implicidad
co.ia