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DOMINGO

humillen. No

me

conviene, añade, gloriarme; pero

ya

que

me veo precisado

á

éllo por la necesidad de defenderme

de mis calumniadores, referiré aquí con toda la sinceridad,

de que Dios es testigo, lo que pasó en mí de extraordina–

rio catorce añ9s ha, cuaQdo

fuí

escogido con Bernabé

pa–

ra

predicar el ev¡rngeli.o

á

las naciones

y

á

diferentes pue–

blos. La modestia

y

empacho que tenia san Pablo de ha–

blar de sus revelaciones, le hacen hablar aquí en tercera

persona. Una de las mayores disposiciones para recibir d.e

Dios

las gracias mas señaladas, es el saber seyultarlas en

un profundo silencio. Ciertamente, que despues de cator–

ce a

ños de silencio dados

á

la humildad, era mucha ra–

r.on

que

el

Apóstol diera tambien alguna cosa

á

la cari–

dad

y

á la edificacion

de

sus hermanos,

y

aun de toda la–

lglesia.

Yo

sé, dice, que

un

hombre que es

·~&Jesucristo

fue arrebatado catorce años ha hasta el tercer c ¿ lo: si fue

coA el cuerpo, ó sin

el

cuerpo, esto es, en éxtasis, no lo

sé Dios lo sabe; solo sé que oyó allí cosas llenas de mis–

te .

de las que no es perJnitido

á.

un hombre hablar. San

A

''¡,tin

y

muchos santos padres creen que las cosas mis-

' teriosas que san Pablo babia visto

y

oído, eran sobre la

capacidad del espíritu humano,

y

que una lengua huma–

na no hubiera podido expresar, ni dar una idea cabal de

éllas.

Q

J~ .. d

tercer cielo, adonde fue arrebatado, es la ha–

bitad

1 \1.de

los bienaventurados ,'segun los judíos,

y

que

Dios

l

~

desc

ubrió

allí los mas secretos misterios de la re–

ligi · ,2ristiana; los que ciertamente son sobre todo lo que

/

pueden concebir

y

explicar los espíritus mas elevados

y

mas sutiles. Mas como en la 11elacion de los

fa

vares celes–

tiales

nO'

perdió jamas de vi ta el santo Apóstol

la

hu–

mildad, que era su virtud característica, añade, que en

medio de estos insignes favores, de que le colmó el

Señor,

le dexó el aguijon de la carne que

~e

hacia conocer su fla–

queza,

y

le servia de cootraveneco contra todos los movi–

mientos de la vanidad.

El

sentir mas comun es, que por

esta expresion metafóric_a quiso significar el Apóstol las re–

beliones de la carne,

de

las que

110

siempre están exentos

los mas grandes ,,antos ; queriendo Dios darle por medio

de esta humillacion un exercicio de paciencia

y

de méri–

to,

y

poner su mas

gloriosa virtud al

abrigo de

la

vani-