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,
DE SEXAGESIMA.
173
dad
y
del orgullo. Dios se sirve de la tentacion para ha–
cer que no se hinchen con sus dones: se sirve· de la
hu–
milde disposicion de
una
alma
á
quien favorece pa:ra con–
fundir el orgullo del tentador,
y
disipar sus esfuerzos.. San
Cr.isóstomo
y
algunos antiguos creen que san Pablo
qui–
so hablar baxo de esta metáfor
~de
las .persecuciones, de
las aflicciones
y
de las contradi .ciones que el demonio le
' levantaba en la predicacion del evangelio;
pero.laprimera
interpretacion es comunmente mas seg1:lida. San Pablo di–
ce que pÍdió muchas veces al Señor que le librase
de
una
tentacion tan impO!tuna; y
que
el Señor le respondió
que
le -bastaba su gracia. Dios permite al demonfo
qu~'nos. tien
te·; pello. nosub're·que seamos tentados sobre nuestras fuer–
zas: proporrciona los socorros con los:esfoerzos de los ene–
migos. ios nos es fiel
en
la tentacion , peleand0 con -nos.–
otros; y n -;'
1
1despues de la tentacion, eqronando nues–
tras-victio:!ias ·.seámosle nosotros.fieles, peleando con alíen·
to, y atribuyénd0le toda la gloria del cmnbate; pero para
hacer prueba: de este socorro de la gracia
ql!le
Dios
á
ni··
ie
niega, no nos eix.pongamos temerariamente
á
la ten
~<.
n..
El
evangelio de la misa de este dia es del capítur c–
tavo de san Lucas. Habiendo ido el Salvador
a
la r.ltera
del lago de Genezaret, que se llamaba el rnar de Galilea,
una multitud del pueblo, que venia de las ciudades
veci–
n:as, se juntó al punto al rededor de él,
de • o
que
le
fue preciso entrar
en una
barca qtte estaba
á
fl~:t
desde
donde, habiéndose sentado, comenzó
á
insnmir
a.
uella.
tropa de oyentes,
que
estaban
á
lo
largo de'1a ri . .
El
modo de enseñarles: era proponiéndoles·, como se dtxo·ya,
parábolas tan agradables como útiles·,
y
con estas.compa–
raciones familiares
les.
expresaba
co1'l)o
en
una
pintura las
diversas disposiciones
y
1os· diferentes estados de las al–
mas, de un modo tan inteligible, aun á los espíritus mas
gr~seros,
que
~ada u~o
comprendia
1o
que queria ense–
ñarle:
Ved aqm la pnmera parábola
que
les propuso.
Salió el sembrador
á
sembrar su semilla sobre la tie–
rra; mas habiendo caido una parte de la. setlil¡iHa f:n el ca·
mino real, la p:fsamn los pasagetos,
y
la
desmenuzaron ,
ó
se
la
comieron
las
aves·: 0tra parte arrojada
á
un
parag-e .
muy
pedre~oso,
en que el grano· tenia poca tierra,
nació
prcesto, po¡·que la
tier.rano era profunda; pero.
ap~nas
sa-