![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0156.jpg)
14'2
SEXTO
DOMINGO
millas; porque esta Iglesia, que al principio solo se com–
ponia de un pequeño número de hombres simples
y
gro–
seros que seguian á Jesucristo, se ha levantado con el tiem–
po sobre todas las falsas religiones del mundo;
y
esto con
tanta rapidez,
qu~
en pocos siglos ha destruido
y
hecho
desaparecer todas las otras religiones
á
pesar del poder,
de la extension
y
de la antigüed-ad del paganismo. Las
aves del cielo han venido á de cansar obre sus ramas;
quiere decir, que ha crecido de tal suerte , que los gran–
des del siglo, los espíritus mas sublimes
y
mas di tingui–
dos por su ciencia no se han avergonzado de la simplici–
dad del evangelio
y
de la humildad de la cruz. Al princi–
pio parece nada la primera semilla de la gracia en un co–
razon; pero seamos fieles á élla,
y
veremos lo que es ca–
paz de producir en nosotros. No debe ad
i.t.:i.,_r.nos el ver
en las obras de Dios débiles princi píos ; st t es su ca·
dcter propio.
La levadura de que habla aquí el Salvador, es la doctri–
na
angélica, que retirada al principio en un rincon de
Ju
,'
~iende
despues
y
dilata su virtud por toda la tie–
rra·; es tambien la gracia en un corazon que Ja conserva
en secreto,
y
la da tiempo de obrar su conversion. Es la
gracia que debe derramarse
y
comunicarse á todas nuestras
acciones para hacerlas meritorias. Esta levadura es quien
hace fermentar la pasta ; sin la gracia todas nuestras ac–
ciones
s
n
insípidas
y
sin gusto para Dios. Dichosos los
cristi~ ·;:~
en haber aprendido estas sublimes verdades
y
esti'l · fíximas admirables, que por tantos siglos habían es–
tado ignoradas. ¡Pero ha
y
de aquellos cristianos ,
á
quie–
nes este conocimiento no hace mejores , á los cuales por
lo mismo hace mas culpables
!
El Señor no nos habla ya
por figuras ni por parábolas. El Espíritu santo ha hecho
á
los fieles capaces de estas verdades tan sublimes; la fe ha
disipado aquellas espesas tinieblas que impedían á los hom–
bres ver la verdad. ¡Pero qué desgracia mas para temer,
que la de ver la verdad,
y
no seguirla! ¡qué desdicha co–
nocer el bien que debe obrar,
y
no practicarlo!
El grano de .mostaza viene á hacerse un árbol. Ningu·
na cosa era mas conocida á las gentes del pais que esta
com paracion. En los paises calientes,
y
en los terrenos
férciles las plantas suben á una altura mucho mayor que