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TERCER DOMINGO

blaros en pesona; estoy. seguro , que sin·que paseis mas

.adelante, podeis con una sola palabra curar

á

mi

criado.

Vos.

no recihis órdenes de nadie, porque nadie hay sobre

vos: bien se ve que toda la naturaleza os obedece como

á

su soberano dueño,

y

yo

estoy cierto de que no hay en-, .

fermedad alguna que vos no ahuyenteis con una sola pala–

bra.;

pues.

yo

que no tengo. sino una autoridad subordina–

da , me hago obedecer de mis inferiores

á

la menor insi–

nuacion de mi voluntad;

i

con cuánta mas razon, pues,

encon~raréis

vos suj_etas

á

vuestra sola palabra todas las

cosas.

Este discurso agradó tantó· al Salvador, que· no pudo

dexar de· manifestarse admirado.

No

es esto decir que la

ad.miracion que mostró. procediese de ignorancia, de pas- .

mo

ó:

sorpresa, corno, sucede en nosotr

~-

pues lo sabia

y

preveí'l: todo.,

y

nada podia hacerle nov

~ad:

era, sí , un

efecto de la extremada sastisfaccion que tuvo de la fe de

este o.ficial romano; lo que le hizo decir

á

todo el pueblo

q '':".

le· seguia :.

En

verdad que n0: he hallado fe tan gran–

d

,

~;.!odo

Israel enninguno de·aquellos

á

quienes h- hecho

mas beneficios,

y

que estan mas obligados

á

creer

y

espe–

ra.r en mf :- no por cierto; no es tan firme vuestra fe como

la de este

cx.trangero~

El

Hijo de Dios hablaba de los que

estaban presentes, y de todo el pueblo judío. Se debe ex-

...

ce.~1t:uar

de esta generalidad María santísima, san Juan

Bautista, los apóstoles;

y

esta excepcion no quita que la

fe de

~ste

extrangero fuera capaz de confundir la incre–

dulidad

de la

nacion judáica. La grandeza de esta

fo

hizo

que

et•Saivador añadiese, que tuvieran por cier to, que

muchos vendrian

de

las extremidades del Oriénte

y

del

Oc–

cidente, y se sentarían con Abrahan, Isac

y

Jacob en el

reyno de los cielos., gozando de las. delicias· de un ban·

quete eterno, miéntras los hijos de la casa, que po·

é:iian aspirar

á

las primeras sillas· de este reyno, como

á

puestos que estaban destinados- para éllos con prefe–

Tencia

á

cualesquiera ótros, serian desheredados

y

arro–

jadbs

al

abismo, donde jamas. verian la. luz , donde no

habria para éllos sino,lágrimas.

y

crugir de dientes·. Lo que

el

Hijo. de Dios. les dixo- en estas· palabras, denota con

bastante claridad

la

vocacion de los gentiles,

ros

cuales por

su docilidad en

recibir

el

evangelio,

merecerian

ser subs-