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,

. DESPUES DE

LA EPIFANIA.

'ºt

nian

á

suplicarle de parte del Centurion se dignara cu–

rarle un criado que estaba enfermo de peligro,

y

era muy

estimado de este oficial. San Mateo, por abreviar la narra–

cion, nada dice de la interposicion

ó

mediacion Q.e los ju–

dfos, y cuenta las cosas como si solo hubieran pasado entre

el Salvador y el Cen turion. San Lúcas, que refiere este he–

cho mas circunstanciado y mas por extenso, no dice que

el Centurfon fuese en persona, sino solo que hizo la sú–

plica

á

Jesucristo por medio de los principales de los ju–

díos, los que le hablaron en nombre de él, y aun sirviéndo–

se de su propios términos. No hay cosa mas comua en la

Escritura, que atribuir

á

úno lo que hace hacer,

ú

decir

por medio de ótro. Es verísimil que la primera súplica se

hizo por los ancianos de los judíos en nombre del Centu–

rion; y que sabiendo este oficial que Jesucristo iba

á

su

casa, le saliese

~ismo

al

'en~~rítro.

.

,

El Centurion, que era oficial romano de rnfanteria,

que tenia baxo de sí cien soldados, y que mandaba

á

la

sazonen Cafarnaum, habiendo sabido que Jesucristo s–

taba en la ciudad, quiso ir en persona

á

encentra'

y

decirle: Señor, yo tengo en casa un criado, que está cruel–

mente atormentado de una perlesía, que vos solo podeis

curar. Pero aquellos que él babia elegido por mediadores,

tomáron por su cuenta, segun el uso del tiempo

y

del país,

hacerle este razonamieto en su nombre;

y

no contentos

con esto añadiéron de suyo solicitaciones fuertes , dicien–

do al Salvador: Este hombre es muy acreedor á que,..vos le

concedais el favor que os pide; porque aunque ext'fange–

ro, ama á nuestra nacion,

y

en prueba de ello nos ha

he~

cho edificar una sinagoga,

No babia razon alguna para que lós judíos temieran

que no habían de ser bien recibidos de aquel Señor, cuya

oondad saoian era no ménos infinita que su poder. En

efecto, el Salvador les concedió mas de lo que pedian. Yq

mismo iré, les dixo,

y

curaré al enfermo; parte pues al

punto, y se encamina con éllos

á

la casa del Centurion.

Advertido de qtie Jesucristo iba

á

su casa, se anticipa

á

este médico omnipotente; y habiéndole hecho una pror

funda reverencia , le dice: Señor, no tomeis el trabajo de

pasar mas adelante; yo no soy digno de que vos

entrei~

en micas.a' : no me he juzgado digno, ni aun de irá ba-

Tom. l.

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