DESPUES DE LA EPlFANiA.
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ACUL AT OR I AS.
Beati servi tui, qui stant coram te semper.
3. Reg.
TO.
¡Qué dichosos son,
ó
vírgen María, tus verdaderos sier–
vos, los que están siempre delante de tus ojos.
Monstra te esse rnatrem.
Ecles.
Haced ver en todas mis necesidades que sois mi madre;
y
haga yo ver en toda ocasion que soy uno de vues–
tros hijos.
PROPOSITOS.
1
Si
queremos que la Vírgen se interese por noso–
tros, es menester que nosotros nos interesemos por élla.
i
Pero nos
.int~ilÍlªl1)bs
en su gloria, en su culto,
'y
en to–
do lo que pued'e--b-aéerl.a
honor ·~
No hay hermandad erigi–
da á honra de María, que no sea una muralla, un fuerte
contra los asaltos del enemigo de la salvacion, un abrigo
contra la corrupcion del siglo, un asilo para los
o–
r~s,
una escuela donde se aprende la ciencja de la.sa va–
c10n
y
un arsenal contra el vicio. No hay cosa mas san–
ta que las cofradías autorizadas por la santa Sede baxo
el título
y
la proteccion de la madre de Dios.
i
Se puede
creer que esta Señora no se ha de interesar por todos los
cofradres de éllas
~
Las del Rosario y del Escapulario son
de las mas 'célebres en la Iglesia, como tambien las con.
gregaciones. Hazte alistar en las únas y en las óulls; pe–
ro procura cumplir con' las obligaciones
y
encargos que
prscriben sus reglas. No hay exercicios mas á propósito
para interesará la Vírgen en todas sus necesidades, ni
escuelas mas útiles para los verdaderos siervos de María,
con tal que se frecuenten
y
se naga lo que prescriben sus
cons,tituciones.
A mas de las prácticas de devocion para con la san–
tís_ima Vírgen , que se encuentrarr esparcidas en el Año
cnstiano , de las que no te debes dispensar jamas; rezarás
todos los dias la sig,uiente oracion,
la
que no podrá mé–
nos de obligar á la santa Vírgen
á
no negart12 su socorro,
y
una proteccion particular en todas tus necesiqades. Es–
ta es aque11a oracion tan familiar del célebre Cláudio Ber–
nardo, llamado comunmcnte el Pobre sacerdote, á la cual