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'-SEGUNDO

DOMINGO

contta' el disgusto, el cual hace que

á

cada instante se

quiera mudar de ministerio;

y

contra la ambicion, que

hace que se procuren los mas honrosos

y

brillantes. Aque–

llos, Dios mio, que vos os dignais emplear en vuestro ser–

vicio, d.esde luego están bastante

honrad.os

, sean los que

fueren los empleos á que gusteis destinarlos. Ninguna co–

sa es baxa, ninguna es vil en vuestro servicio; los pues–

tos ménos elevados, los empleos mas viles

y

mas obscu–

ros no han contribuido poco á formar los mas grandes

.santos. Dad limosna, dice el Apóstol, con un corazon rec–

to

y

sencillo; esto es, sin buscar la gloria que resulta de dar-

.la,

y

sin temor demasiado escrupuloso de ser engañados

=eff la eleccion de aquellos

á

quienes los dais. Si la.pobre–

~ za

fingida os puede robar alguna limosna, no puede roba-

ros el médto. Sea quien se quiera el sugeto

á

quien damos

la limosna, siempre es Jesucristo

qui~·¡,

damos. El que

gobierna, continúa san Pablo, debe andar siempre solí –

_cito. El gof?ernar es honra, pero es cargo; olvidaos de la

_hnc1ra,

que tal vez os

en~oberbeceria;

y

pensad en el car–

go ,' · ·ual os debe hacer andar solícitos. Si los que sien–

ten'pena en obedecer pudieran hacersecargo de lo que cues–

·ta el mandar, no sería tan crecido el número de los am–

biciosos

y

de los envidiosos. Esos puesros superiores

y

mas altos que los ótros no son

~iempre

los mas tranqui–

·los. Las prelacías ;nas son 'caTgo-s que dignidades; nunca

están sin obligaciones que cump lir;

i

pero están siempre

en sugeros dignos? Y cuando falta el mérir :1 ,

i

que hon–

ra puede dar la dignidad? Esos empleos tan envidiados

y

codiciados de los que ·i;io miran mas que al brillo

ex~erior,

no

sGn

siempre 0bjerns dignos de envidia; no se cumplen

sus obligacio.pes sin© á costa "de afanes

y

de cuidados ; no

se puede descuidar de éllas sin atraer sobre sí el menos–

precio

y

los remordimientos. Ahorremos al pobre, siguien–

do el consejo del Apóstol, el trabajo de pedir,

y

muchas

veces la pena de pedircon instancia por el modo con que

damos; aumentémosle el gozo que . experimenta en reai–

bir mostrancfo¡ el que nosotrns tenemos ,en ·darle; haga–

mos que 1a limosna parezca un beneficio ·que nosotros re–

cibimos de él, antes que un servicio que le hacemos; en

substancia, nosotros ganamos infinitamente mas que

él.

La caridad, dice s<:in Pablo, sea sin .artificio; en efecto, el