![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0108.jpg)
94
SEGUNDO DOMINGO
Jesus, que estaba
á
un lado, le dixo sencillamente:
Na
tienen vino.
Admiremos el cuidado
y
la -pron
titud bené–fica de la santísima Vírgen. No la dicen nada;
muchos.delos que asisten
á
la boda no tienen noticia del
embarazoen que se hallan los esposos;
y
la mayor parte nada sa–
ben de la falta del vino. No importa; la Vírgen conoce la
necesidad; esto basta para que se interese por éllos por una
pura amistad; no es necesaria otra cosa para que pida
á
su hijo que haga un milagro, para impedir la confusion
que esta falta iba
á
causar
á
los que celebraban las bo–
das; sin
h~blarles
palabra emplea todo su crédito con Je–
sus, para hacerles un servicio tan importante. ¡Qué di–
chosos son, Dios mio, aquellos por quienes se interesa la
santísima Vírgeq
!
La respuesta que Jesus dió
á
su madre
está llena de misterios:
Quid n¡ihi,
et
t
·.z,~,
rnulied
como
si dixera:
i
Piensas que yo ignoro el apuro en que se ha–
llan esos por quienes te interesas,
ó
que no conozco el de–
seo que tienes de que yo haga un milagro para sacarlos '
de C!._Y,J.,ena? iPero no sabes que hasta ahora no me he ma–
nif~do
al m\,lndo,
y
que debo hacer en todo la voluntad
de mi Padre? Si el tiempó de hacer ostension de mi glo–
ria
y
de darme
á
conocer n0 hubiera llegado aún ,
i
que–
rrías que yo la anticipase? La santa Vírgen no ignoraba
él misterio. Sabia que Dios babia determinado desde la
eternidad qu
el S:ilvador no hiciera su primer milagro
sino á
súplic~s
y
ruegos de su madre; esto la obligó
á
que si rP-Jes perar otra respuesta llamara
á
los que servían
á
la mesa, y les dixera : Hacéd absolutamente todo lo que
os diga Jesus. Sabia que bastaba haberle mostrado el de–
seo que tenia para que consiguiera de él un milagro. En
efecto, el milagro se hizo; y todo el mundo fue testigo, así
de la omnipoténcia del hijo, como de la omnipotente in–
tercesion de la madre. ;Dichosos una
y
mil veces aque–
llos que la '
1
írgen toma baxo su proteccioo
!
¡dichosos los
que profesa .1una tierna devocion á María! ¡dichosos los
que la sirven, pero que la sirven con fervor!
Haced, Señor, que yo sea de .este número;
y
el
fa–
vor singular que os pido, Vírgen santísima; el primer
uso, por deci rlo así, que
yo
deseo hagais de vuestra in–
tercesion en favor mio, es que yo sea uno de vuestros
mas fieles servidores todos los dias de mi \vida.