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DOMINGO VEINTE Y UNO

medio de pagarle en la parábola de nuestro evangelio.

r

Hemos r ecibido

alguna injuria?

.¿Nos

han

ofendido nues–

t ros hermanos?

i

Somos acr eedo es respecto . de nuestros

p róximos?

Dimíttite,

& ·

dimit tér¡tini;

perdonad,

y

~e

os

perdonará. Qwien habla así es el oráculo del mismo .Dios; ·

J esucristo _nos enseñó el maravilloso secreto de pagarle

a

Dios todo lo que le debemos. Aunque es infinita la des–

proporcion que hay ent re lo que ' debemos nosotros

a

la

justicia de Dios,

y

lo que se nos·debe

a

nosotros; sin em–

bargo , Dios se da por pagado

y

por

satisfecho desde el

punto que nosotros hemos remitido

a

nuestros deudores

la

suma que se nos debia; desd

~ntónces

Jesucristo satis–

face todo quanto nosotros debíamos

a

su

Padre, aplicán–

donos sus merecimientos

y

sus tesoros.

i

Hema> com¡:frehen–

dido j amas, comprehenderémos j amas el exceso de esta

misericordia? ¿Podemos tener

un

medio mas

fácil para

pagar

y

satisfacer quanto debemos

a

Dios~ ·

PUNTO SEGUN D O.

Consi·d~ra

que es una condicion indispensable el que

_perdom;s las ofensas .que te han· hecho si quieres que el

Padre celestial te perdone tus ,pecados. Si tienes alguna

cosa contra alguno, dice el Salvador , perdónale, para que

tu Padre , que está en los

cielos

,

te perdone

a

ti tus peca–

dos;

y

si tú no perdonas, tampoco tu Padre que está en

los cielos

te

perdona·rá tus pecados.(

Marc.

I 1. ).

En otra

parte dice el mismo Salvador : Con la medida que ·-midie–

res

a

los otros se te medirá

a

ti·:

M ens_ú'ra , qua mensi fue–

rítis, remetietur vobis

(

Luc.

6. ).

Ti~ne

tan en el corazon

el

Señor el precepto del perdon de las injurias, .que quie–

te

sea uno de los principales artículos

del

modelo de

la

oracion que nos enseñó:

Dimítte nóbis débita nostra

:>

si–

c-ut

&

nos dimíttimus debitóribus nostris

(

lr'latth.

6.). Per·

donamos nuestras deudas , así como nosotros perdonamos

a

nuestros deudores. N inguna cosa se repite mas

a

me–

nudo, ni mas claramente en el evangelio, que esta

im–

portante -y dulée máxima: níngun medio mas seguro, mas

fácil,

mas eficaz para conseguir

el

perdon de nuest ros pe–

cados; así como no hay cosa mas terminante

y

positiva

que la amenaza

que se sigue

a

esta promesa:

Si

autem

non