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DESPUES

DE PENTECOSTES...

135

empleaban en la conversion de los gentiles,

y

en instruir

y

edificar

a

los fieles; pero otros abusa ban de ellos para

fomentar su vanidad : hacia.n ostentacion

de

ellos ,

y

se

gloriaban de una cosa que era un p uro don de Dios,

y

que sin mérito alguno de su par te les babia sido dis–

pensado con preferencia

a

los demas. Los que habla–

ban diversas lenguas, se interrumpfan

freqüentemente

unos

a

otros en las juntas,

y

al gunas veces hablaban tres

o

quatro

~

un tiempo: otras veces hablaban todos

di–

versas lenguas' sin

que

ninguno interp reta ra lo que de–

cian;

y

esta confusiou

era

siempre

un

motivo

de

mur–

muracion

y

de

·escándalo. Los

que

había n recibido dones

mas excdentes, se llenaban algunas veces de presuncion,

y ..-

redan menospreciar

a

los otros.

Por el

contrario, los

que los habian recibido menores., tenían zelos muchas ve–

ces

de aquellos que los habian recibido

mas

brillantes.

Es

muy

namral al hombre

el

abusar

de

los mas preciosos

dones de la gracia desde el momento que cesa de vel ar

sobre su propio corazon. Los mas prudentes

y

mas bien

. intel1cionados de los corintios- escribiéron con esta oca–

sion

a

San Pablo para preguntarle,

qué

u .~o

se

debia

ha·

cer de los dones espirituaks, y quáles eran las señales para

conocer el espíritu

de

Dios,

y

por qué medio podrian cor–

regirse unos abusos tan contrarios al verdadero espíritu

del evangelio.-

·

Scitis

quóniam

cum gentes essetis,

ad

simulácra muta

prout ducebámini eúntes.

Bien sabeis, les r esponde el san·

to apóstol, que miénrras estuvísteis en las tinieblas del pa–

ganismo, os dexábais conducir como unos ciegos por aque–

llos que os llevaban

a

los ídolos, a aquellas estátuas mu–

das

e

incapaces de haceros alguo bien. Os digo, pues, que

entónces no teníais el espíritu de Dios;

y

que solo está–

bais animadoi del espíritu del demonio, que jugaba con

vuest ra flaqueza

y

con vuestra necedad. Los que dicen

anatema

a

J e ucr i to ; es decir ' los que niegan _su di–

vinidad,

y

r

r

u

'an

reconocerle por Stñor del umverso,

por el único v rd cle ro Dios., Salvador, Redentor del

Ii–

::iage humano, verdadero Me fas , corno son los idólatras,

los judíos,

y

como vosotros

m~~mos

lo

ha~í~is

en o_cr.o

t iempo; los que esto hacen no

tienen

el

esptrnu

de Dios.

Al contrario, los que

reconocen

al

Señor

Jesus, los que

I 4

ve-