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QUARTO
VlÉRNES
desbarros
á
una causa extraña, fuera mas toler"able. Pero el
pecador moribundo ve
qu~
él
solo
ha
sido el a rtífice de
su perdicion: ve,
y
verá eternami:.nte que se ha conde–
nado por haber p referido un maldito
é
insulso libe rti–
nage de algunos días
á
una felicidad dulce, llena
y
eterna.
Concededme, dulce Jesus mio, que todas estas refle–
xtones que hago ahora no me sean un dia motivo de 1me–
vos pesares. El medio de que no llegue este lance, es con–
vertirme ahora mismo. Haced, Señor , q11e no difiera
un
solo momento mi conversion. Así
os
lo
pido,
y
así
lo es–
pero
de
vo·s.
JACULATORIAS
PARA ENTRE EL DIA.
Fíat cor mewn immaculátum in justificationibus tuis, ut
non confúndar.
Salm.
118.
Conservad , Señor , mi corazon en
la
inocencia por una
inviolable fidelidad
á
vuestra santa ley, para que
al fin
de mi vida no me vea abandonado
á
la desesperacion.
Dómine, ecce quem amas infirrnátur.
Joan.
1
r.
Señor , mirad que está peligrosamente enfermo el
que
amais con tanta ternura, que habeis dado vuestra san-
gre por
él.
·
P R O P O S l T O S.
1
Lázaro enfermo
de una
enfermedad mortal :
Láza–
ro
muerto
y
enterrado de quatro d ías, hasta oler
mal:
Marta
y
María, que ruegan al Salvador
y
le representan
el triste estado á que está reducido aquel
á
quien ama:
las lágrimas de
J~sucristo
sobre el sepulcro del difunto,
señales de su compasion
y
de su ternura: finalmente., su
resurreccion precedida, no solo de emocion, sino tambien
de suspiros y bramidos interiores: todas estas circunstan–
cias que el ·evangelista ha tenido cuidado de indicar taa
por menor, son otros tantos rasgos harto
vivos
de la pin–
tura de un pecador que envejece en el pecado de
h~bi-
-
to. Dios no dexa de amar
á
este pecador-, dicen los pa–
dres., pues encarnó
y
murió por él: este amor le repre–
sen~an
la santísima Vírgen
y
los Santos, que se interesan
y
piden por
él.
i
Pero
que
no se
necesita
para convertir-
.
.
lo~