NOVIEMBRE. DlA II.
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tán tus amigos
y
parientes. Es
el .
purgatorio .
una
triste
prision, una durísima esclavitud: puedes aliviarlos, pue–
des sacarlos de ella
a
muy poca costa tuya.
El
mismo
que los tiene en . aquella servidumbre, te solicita para que
lo hagas así ;
y
en medio de eso no te resol verás
a
es–
t a
obra de
caridad~
PUNT10
SEGUNDO.
C
onsidera que no habiendo cosa ma s justa
que
Ja ca–
ridad con las almas del purgatorio, tampoco hay
otra en que
tú
mismo intereses mas, ni sea mas ven–
t ajosa para ti. Son las almas
del
purgatorio unos justos
y
escogi<los de Dios, que ' no habiendo
p~rgado
en es–
te mundo la pena corr.espondiente
,a
sus pecados , la es-
1
tán sa tisfaci endo en aquel lugar, y tú los puedes ayu–
dar
a
satisfacerla por ellos. Son todavía deudores
a
la
di–
vina
justicia,
y
tú puedes pagar sus deudas tomándolas
de
tu cuenca. Los medios establecidos por Dios para es–
ta satisfaccion son las limosnas , las misas , las buenas .
obras y las oraciones: es verdad, que .. si tu pagas p0r
ellos , ya no deberán cosa alguna
a
la divina justicia;
pero quedarán deudores tuyos' y te deberán
a
ti
las ora–
ciones , las buenas obras , las misas , las limosnas que cu–
briéron su deuda.
Si
se les anticipó su eterna dicha, si
ya
e
tán gozando
de
Dios, su soberano
bien~
si tienen vali–
m iento con e . te Señor, despues del mismo Dios
a
ti te
deben este valimienso , esta gloria, esta fortuna.
Y
te per.,._
suades
a
q11e debiéndote tanto, en nada te corresponde–
rán
?
Están en favor con
el
Señor ; no las puede negar cosa
que le pidan ; se perfecciona en el cielo la caridad ; pues
dime ,
en
beneficio
de
qnién emplearáµ , mejor: el favor
que tú mismo los coaseguiste,
o
por lo ménos se le an–
ticipaste~
Conocerán en
la
esencia de Dios tus peligros,
tus tentaciones , tu es tado y tus necesidades : te parece
po ·íble que .falten en el cielo
a
la caridad
y
al agrade-:–
cimien to?
O,
y
quién estuviera cierto de haber sacado
del purgatorio
a_
una sola alma ! Dónde habria motivo
d e consuelo
y
d~
confianza en su proteccion
y
en su
in–
t ercesion mejor fundado? Quántos funestos accidentes en
la
vida ! Quántas violentas tentaciones! Quántos peligros
de la salvacion ! Quánto hay que temer en la postrera
ho-