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NOVIEMBRE.

DIA

11.

El evangelio

er

del

cap.

;

de San Juan.

JN

illo témp(}re

,

dixit

Jesus

_

turbis J udtt8rum

:

Amen,

amen dico v obis, quia venit ho–

ra,

8

nunc est, quando mórtui

áudient

vocem

Fflii Dei:

8

qui

audiérint

,

vivent . Sicut enim

Pater habet vitam

in

.semet ip–

so: sic dedit et Filio habére vi–

tam in

semetfp so:

8

potestdtem

iledit.ei

j udícium f ácere

,

quia

Filiu1

hóminis est. N olí

te mi–

rári hoc, quia

-zienit

hora ,

in

qua

omnes,

qui in monuméntis

~tmt,

áudient vocem

Fítii D ei

:

8

procédent

qui bona f ecérunt,

in

re.rurrectionem

vit~

:

qui vero

mala

egérunt,

in

resurrectionem

judfcii.

E

N aquel tiempo dixo

J

esus

a

las turbas de los judíos : cle

verdad , de verdad

o~

digo que

vino la hora ,

y

ahora es quando

los muertos oirán la voz del hijo

de Dios;

y

los que la oyeren, vi–

virán. Porque así como el Padre

tiene vida en sí mismo, de la mis-·

ina manera dió tambi en al hijo

que tuviese

vi.da

en sí mismo :

y

le dió potestad de juzgar por–

que es hijo del hombre. No os ad–

mireis

de

esto , porque llegó

la

hora en que todos los que están

en los sepulcros oirán la voz de l

hijo de Dios : y saldrán fuera los

que

obráro~

bien ,

resucitando

· para vivir;

pero

los que obráron

mal, resucitarán para ser conde–

nados.

MEDITACION

DE LA CARIDAD CON LAS ALMAS

del purgatorio.

P U N T O P R I M E R 0.

C

o nsidera

que es santo

y

saludable pensamiento ' ro–

gar

a

Dios por los muertos para que sean libres

de sus pecados

,

como habla la Escritura. Pensamiento·

santo, porque no hay caridad m(;ls justa , pensamiento

saludable, porque no la hay mas útil, ni mas provechosa

que la que se

exerci~a

con los difuntos. Es justa, porque

a l fin, qué objeto hay mas digno de nuestra

compasion~

Quién mereció nunca mejor nuestro socorro

y

nuestra

asistencia que aquellas

afligida~

almas? Son almas pre–

destinadas, que algun dia han de verse en el cielo.,

y

ser

contadas entre los moradores de la celestial Jerusalen por

toda la eternidad. Son esposas de Jesu-Christo , detenidas

en aquellos dolorosos calabozos hasta que enteramente

pu-