.NOVIEMBRE.
DIA
U.
mos en sus penas ,
y
desde el- fondo de aquellos lóbregos
calabozos nos estan clamando con voz lastimera :
misere–
mini, miseremini mei, saltem vos amfei mei.
Amado padre
(exclama aquel querido hijo), tú que tanto lloraste por mí;
t ú que
~anto
me quisiste ., mira que estoy padeciendo insu–
fri bles penas en este lugar de. dolores;
a
muy ppca co.sta
me puedes aliviar: una limosna, una misa, una oracjon
pueden sacarme de estas abrasadoras llamas, pueden ponei:–
me en libertad. Serás insensible
a
mis
tormentos~
Algun
día te podrás hallar tú en la misma necesidad : si entónces
estoy yo en el cielo , empeñaré todo mi valimiento con
D ios para libertarte de tus penas. Querido hijo, querida hjja
( exclama el atormentado padre, la afligida madre, :rodea–
dos ámbos
de
llamas)., ten misericordia de aquellos ,
el
quienes despues de Dios , debes todo lo que tienes,
Ja
vida
que gozas , ,y los bienes que posees: enternézcante nuestros
gemidos,
y
alívianos en nuestros trabajos: solo
te
pedimos
obras de caridad, solo te pedimos oraGiones: para ti
tra–
baj as quando nos haces bien
a
nosotros. Para excitarnos
a
estas obligaciones de justicia y de caridad se vale la Igle–
sia de este fúnebre aparato: para avivar nuestra memaria
y
nuestra compasion es todo ese
lúgubre
sonido de las
campanas.
Nada se puede comparar con las penas
del
purga–
torio. El mas extraño, el mayor enemigo tuyo te move–
ría
a
lástima si le vieras
en tan
doloroso estado; pero
los que arden en aquel horno encendido son tus ínti–
mos amigos , tus hermanos , tus mas cercanos parien–
tes,
y
acaso estan ardiendo precisamente porque te qui–
siéron demasiado, por los excesos que cometiéron con
~el
único
fin
de amontonar bienes
y
hacienda para ti; se–
rá posible que no te haga fuerza lo que están pade–
ciendo~
Solicitan tu compasion aquellas afligidas almas·
por sus suspiros , por el amor que te tuviéron ,
y '
por
la caridad que tú debes tener con ellas. Ellas solo pueden
satisfacer
a
la divina justicia pagando sus deudas con el
último rigor; pero tú puedes satisfacer por ellas
a
muy
poca costa
tu
ya : una oracion, una limosna , una misa,
una
mortificacion , una buena obra que hagas , que ofrezcas
por ellas y para su a1ivio , puede acaso libertarlas. Quién
de nosotros
negaria
este
piadoso oficio
a
un encarcela-
do,