EXERCICIOS
Diciemqre. setenta
y
dos discípulos de Jesu-Christo.
San
Agus–
tin se inclina
á
creer que se convirtió en la primera
predicacion de San Pedro. Lo cierto es, que San Es–
teban empezó desde el año siguiente, que fue el pri–
mero despues de la venida del Espíritu Santo,
á
dis–
tinguirse por
su
zelo religioso, por su eminente pie–
dad,
y
por sus milagr s.
Como el número de los Fieles se aumentaba to–
dos los días,
y
el Espíritu de Dios los movia en aquel
primer tiempo á llevará los pies de los Apóstoles sus
bienes, para hacerlos comunes,
y
distribuírlos entre
aquellos Fieles que se hallasen necesitados; los Ap6s...
toles a nocieron bien pronto el gravámen que les oca..
sionaba este cuidado
y
distribucion;
y
que precisa–
mente los había de retraher del sagrado ministerio
de la predicacion ,
y
de la conversion de las almas.
No pudiendo cumplir exaétamente con estos dos car–
gos, se vieron precisados
á
descargar sobre los otros
el cuidado de administrar
y
dispensar estos bienes.
Pero estos, por un espíritu de parcialidad, dieron
bien pronto ocasion
á
zelos
y
envidias.
Los Judí s Griegos, es decir , los Fieles de los
países extrangeros, Judíos de origen,
y
que hablaban
el Griego , empezar9n á murmurar contra
los Judíos
Hebréos, 6 naturales de la Palestina , quejandose de
que en la distribucion de las limosnas no se guarda–
ba igualdad, que las viudas pobres del país.eran pre–
feridas
á
las de los países extrangeros, las quales,
á
lo que se decía, tenían siempre la menor parte en las
limosnas. Los Apóstoles creyeron que debían hacer
cesar desde luego una tan peligrosa semilla de divi–
sion, como tan contraria
á
la caridad. H'lbiendo con-
,gre-