DE VOT OS.
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vador vino al mundo, y el mundo no le quiso recono- DiaXX •
cer -; vino
á
su propia herencia, y los suyos n le re-
cibieron. ¡Qué pr nto sois perseguido, mi amable Je-
sus
!
El mundo no os quiere, os arroja de sí aúnan-
tes que nazcais;
t,
y querré yo agradar eternamente
á
un mundo tan
pe rverso~
t,seré toda mi vida su es-
clavo , seguiré eter namente sus
máx1mas~
t,
temer~
siempre sus censuras; haré siempre caso de su apro-.
bacion y de su
amistad~
t,
Quién osará quejarse de
que en el repartimiento que ha hecho Dios de los bie-
nes de este mundo , no le ha dado mas bienes terrenos
que
á
su propio
Hijo~
Los Angeles son enviados
á
irnos pobres pastores que velan sobre sus ganados.
¡Qué desgracia hubiera sido la de estos afortnnados
pastores,
si
los Angeles los hubieran hallado dor....
rnidos ; st hubiesen deliberado sobre el partido que
debían tomar, si hubiesen querido aguardar al dia!
Lo cierto es, que no les faltaban pretextos para
ello.
¡Quánto importa, Dios mio, ser dóciles
á
la gracia,
y
prontos
á'
seg'uir vuestras inspiraciones!
Vos habeis nacido , divino Redentor mio, para
salvarme; haced que mi conversion sea hoy el fruto
de vuestro Nacimiento, y que el amor extremo que
Vos
me mostrais, abrase mi corazon en el fuego de
vuestro amor.
JA..