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EXERCICIOS
v
ciernbre.
Ley hubiesen sido capáces de hacersela merecer.
Ha–
bló
despu~s
con mucha eloqüencia de Joseph, ven–
dido por sus hermanos, figura bastante expresiva de
Jesu-Christo, é hizo pasar su razonamiento á Moy–
sés , de quien se le acusaba haber hablado mal. Hizo
bien patente la injusticia de una tal acusacion; pero
no se olvidó de hacer notar de un modo bastante
vi o, que los Judíos habían desechado
á
este Profe–
ta, que Dios les babia enviado para sacarlos de su
cautiverio; y que despues de haberlos puesto en li–
bertad , no dexaron de serle rebeldes, sin embargo
G.e todos sus milagros. Les traxo
á
la memoria muy
oportunamente la promesa que Moysés hizo al pue–
blo, de que Dios les daría otro Profeta como
él,
que
sería
el\
erdadero Salvador de los Israelítas ; Dios
hará nacer
de
vuestra sangre, les decía Moysés , un
Profeta como yo , pero ·infinitamente mas grande
que yo, del que yo no soy sino una débil figura;
le
escucharéis con atencion, y le obedeceréis. Despues
de haber tocado como de paso la propension que el
pueblo
tenía
á
la Idolatría, quiso nuestro Santo ha–
blar
ventajosamente
deJa
Ley, de la qual se
le
acu–
saba ser enemigo. Confesó , que
la
Circuncision ve–
nía
de Dios, que las palabras de
la
Ley eran l<?s
mis–
mos Oráculos del Señor. Que Moysés había
erigi–
do el Tabernáculo pot orden de Dios, así cono
tambien
la
había tenido Salomón para edificar su
magnífico Tel,llplo ; pero , afíadió , que segun los
Profetas , Dios
no
habita en edificios fabricados por
mano de hombres, insinuando bastante claramente
en esto, que
no
debían pararse, ni hacer alto en
el
Templo,
ni en la
Ley,
sin la
qual
Abrahán
y
todos
los