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EL

LIBRO

DEL ECLESIASTICO.

CAPITULO

XXI.

Debemos huir del pecado

y

de. ·la soberbia. Se declaran mucbas cali–

dades del insensato

,

y

tambien del prudente

y

sabio.

1

Fili ,

~

pecca

~1

?· non

ad–

iicias · ife rum: sed

et

de pristi–

nis deprecare

ut.

tibi dimittan–

tur.

2

Quasi a facie colubri fuge

peccata :

et

si accesseris ad

illa,

suscipient te.

.

3

Dentes leonis , dentes

e–

ius, interficien tes ·animas homi- .

num.

4

Q uasi romphaea b is

a<!U

t :i

omn.is

in.iquitas , plagae . illius

n

on est sanitas.

.

5

Obiurgatio

et

iniuriae

an–

nullabunt substantiam : et domus

quae nimis locuples est , annul–

l abitur superbia : sic substantia

superb.i eradicabit ur.

6

Deprecatio pauperis ex ore

usque ad aures eius perveniet,

et

iudicium · festinato adveniet

illi.

7

Qui

vestigium

odit

correptionem,

est peccatoris :

et

qui

:r

La

vet·dadera penitenci a pide , que

no solo emendemos

lo

pasado , no vol–

vi endo a pecar mas; sino que roguemos a

Dios sin ce.sar que nos

lo

perdone

ro–

curando al mismo tiempo inclinarle a es--–

to c9n obras de penitencia.

2

~

Porqoe si te llegares a ellos.

3

Se haran sefiores de tf. El Griego

d'~~sTa: i

,

mordertehan ;

el Interprete le–

y o

oi~s-ra1 .

4

Porqoe da mue rte ,

y

muerte eter–

na al alma

y

al cuerp0_. La herida

es in–

curable

: el hombre puede abusa11do de

su liber tad, darse es ta herida mor tal ; pe–

ro no

puede curarsela de ningun

JU,odo

I

Hij~

,

i

pecaste ? no afia- .

das otra vez : mas ruega poi·

las culpas pasadas que te sean

perdonadas

1 •

2

Como

de

la vista de

la

ser–

piente h uye de

las

pecados: y si

te acercares a ellos

2

,

te cogeran

3.

3

Sus

dientes· son dientes de

leon' q ue matan las animas de los

hombres.

4

C omo espada de dos -cor–

tes

4

todo pecado ,

p~ra

su

lla–

ga no . h ay sanidad.

5

La con tienda y lcrs violen–

cias

s

destruiran 'las riquezas:

y

la casa que es muy rica, por sober–

bia

sera arruinada : asi la hacien-

. da del soberbio sera desarraygada.

6

La oracion del pobre des–

de su · boca llega ra hasta las o–

rejas de Dios , y desde luego le

hara justioia

6 •

7

El

que

aborrece la cor–

reccion , da indicio

7

de · peca-

sin

la

grac ia de Dios. En es to se sig n

ifica

quan di ffc il es la cura d e las herid as que

cau·san en el alma los pecados mortales,

p articu larmen te Ios mas graves, qne en–

cierran e n sf ona particular deform idad.

s

Pleytos

y

agravios hechos a otros.

6

Y e l Sefio r vengara luego los agra–

vios que le fueren hechos.

O tros

as ple–

g arias del pobre no Hegan sino l1asta las

orejas del rico o del soberbio ,

y

de all!

no pasan ; pero su juicio o cas tigo vendd

luego sobre

el.

7

A la Jetra :

R astro es

;

da a en ten–

der que sigue el camino de los pecadores.

El

Griego

~11

f

x,vci

iGp.ccpn•JAov ,

en ras-