LIBRO QUARTO DE LOS REYES.
4 Et antequam egrederetur
I sa'ias media,m partem atrU, faél:us
esr sermo Domlni ad eum , dicens:
5
Revertere , et die Eze–
chiae duci Populi mei : Haec
dicit Dominus Deus David
patris tui : Audivi orationem
tuam , et vid.i lacrymas tuas:
et ecce sanavi te : die tertio
ascendes Templum Domini.
6
Et adda.¡n diebus tuis
quindecim
an~os
: sed et de
manu Regís Assyriorum libe–
rabo te et Civitatem hanc , et
protegam
U
rbem istam prop–
ter me , et propter David ser-
vum meum.
7 Dixitque Isai'as : Afferte
massam ficorum. Quam cum at–
tulissent , et posuissent: super
ulcus eius , curatus est.
8 Dixera autem Ezechias
ad Isai:am :
¿
Qu
erit signum
quia D minlils m sanabit , et
quía ascensu rus su
die tertia
Templum Domilli?
/
4 Y
ántes que Isaías hubie–
se pasado la mitad del atrio, ha–
blóle el Señor , diciendo: ·
5
Vuelve,
y
dí a Ezequías
Caudillo de mi Pueblo: Esto di–
ce el Señor Dios. de Da-vid tu
padre : He oido tu oracion,
y
he visto tus lágrimas: y mira que
te he dado la sal ud: de aquí a tres
dias subirás al Templo de1 Señor.
6
Y añadiré a tus d'ias
quince años :
y
ademas te libra-'
ré de la mano del Rey de los
Assyrios a
tí
y a esta Ciudad ,
y
ampararé a esta Ciudad por mf,–
y
por amor de David mi sier-
vo.
7 Y dixo Isaías: Traedme una
masa de higos. Y habiéndosela
· traído, la aplicó sobre la 'úlcera
del Rey; , y fué curado'.
• 8 Mas"Ezequías había dichó a
Isaías:
¿
Quál será la señal de que
el Seño r me dará la salud , y de
que de aquí a tres dias he de subil"
al Templo
z
del Señor?
~~
de aquello que había sido acordado a A–
cáz, a Jorám y a Ocozías Reyes impíos
y
enemigos declarados del Señor , lleno
su corazon de amargura , y bañados sus
ojos en lágrimas , con la confianza con
que un hijo llega a su padre, hizo presen–
te al Señor la rc!aitud de su corazon , y
como en todo habia procurado agradarle,
y le pidió con el mayor afeélo que no le
castigase tan severamente por algun peca–
do oculto que él no conocía. No podia
negarse el Señor a tan bellas disposiciones.
' MS.
3·
Sareha.
MS. 7·
Almo¡add.
Dios que .había hecho retroceder el Sol
diez grados , podia tambien haber cura–
do al Rey i"stantá.neamente. Mas quiso
conceder esta gracia , como haciéndola
depender de un remedio exterior , que
por su naturaleza no tenia virtud para-cu–
rar una úlcera mortal , y m,úcho ménos
para que el enfermo en tan poco tiompo
recobfase las fuerza!
~ue
babia perdido:
lo que no disminuye nada la verdad de
este milagro ; así como no pudo disminuir
la del que obró J esu Christo con el ciego
de nacimiento , el h,tberle aplicado a los
ojos un poco de barro que amasó con su
saliva. S.
GREG.
Mor. Lib.
XII.
Cap. u.
• Esta pregunta que hizo el R ey Eze·
'J.uías al Propheta del Señor , no nacia de
desconfianza ; porque I saías sin duda
ya
le babia hablado de esta señal que el Se–
ñor quería manifestarle , como prueba de
la certidumbre de su promesa. Y esto su–
ponen las palabras de su pregunra. Fuera
de esto se hallaba c011 dos predicciones,
la una de su muerte, y la otra de su co–
razon , y las dos tenían un mismo grado
de autoridad; y as! sin que le faltase la fe
a las palabras del Pro¡Jbeta , pudo muy
bien preguntarle, por qué señal conocería
c,¡ue· una de las dos se había de cumplir.
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