CAPITUL0
XIH.
.
aréum et sagittas. Cumque attu–
lisset ad eum arcum et sagittas,
16
Dixit ad Regem Israel:
Pone manum tuam super arcum.
Et cum posuisset iüe manum
suam , superposuit Eliseus rna–
nus suas manibus Regís.
17 Et ait : Aperi fenestratn
orientalem. Cumque aperuisset,
dixit Elíseus :
lace sagittam.
Et iecit. Et ait Eliseus : Sagit–
ta salutis Domini , et sagitta
salutis contra Syriam : percu–
tiesque Syriam in Aphec , do–
nec consumas eam. ·
18 Et ait : Tolle sagittas.
Qui cum tulisset , rursum dixit
ei : Percute
iaculo
terram. Et
cum percussisset tribus vlcibus,
et stetisset ,
19
Iratus est vir Dei contra
eum , et ait : Si p e ssisses ..
quinquies aut sexies sive se -
ties , percussisses Syriam usque
M. 8.
Add el
arduJ.
• MS.
3 . Eucaua./g
.
.
3
,
Eliséo manda al'Rey de Israél tirar
una flecha; que era una señal.de declara–
cion de guerra. Pone sus manos sobre las
del Rey, queriendo darle a entender con
esto , que aunque él debia sostener todo
el peso de la guerra
¡
pero que la mano
de Dios , figurada por la del Propheta,
conduciria la suya con un vigor sobrena–
tural ,
y
daria un feliz suceso a esta em–
presa. Ultimamente Joás por órden de E–
liséo tira la flecha hácia la parte del orien–
te , porque era la parte oriental del Rey–
no de Israél a la otra orilla del Jordan,
de la que se habían apoderado los Syros,
y
de donde Joáb los debia echar con la
proteccion del Señor.
.
. 4
Las flechas tiradas contra la tierra,
eran otras tantas viél:orias que con la
pro~
teccion de Dios debia alcanzar de los Sy–
ros; y así debía haber continuado hirien–
do la tierra hasta que el Propheta le hu-
Tom.III.
arco •
y
las flechas. Y habiéndole
traído· el arco y las flechas,
· 16 Dixo al Rey de Israél:
Pon
z
tu mano sobre el arco. ·Y
quando hubo él puesto su mano,
puso Eliséo sus manos sobre
las
manos del Rey.
17 Y dixo : Abre la ventana
que mira al oriente. Y habiéndo–
la abierto , dixo Eli$éo: Tira Ja
flecha. Y la tiró.
Y
dixo Eliséo:
Saeta de salud del
~eñor
3 ,
y
saeta de salud contra la Syria:
y
herirás a la Syria en Aphéc
hasta consumirla.
r8 Y dixo: Toma las flechas.
Y habiéndolas· él tomado,- dfX'ole
de nuevo: Hiere la tierra con las
flechas. Y habiéndola herido tres
veces
+,
y cesado
s
,
19 Airóse el hombre de Dios
contra él,
y
dixo: Si la hubieras
herido cinco o seis o siete veces,
hubieras herido a la Sy ria hasta
bierá rttandado que cesase. Es verdad que.
el Propheta hubiera podido explicarse de
una manara tan clara y tan precisa que
no dexase nada que dudar a J oás ; pero
Dios ,
y
los Prophetas que h;!blan por su
Espíritu , usan con los hom'bres de
Ull
lenguage , cuya inteligencia depende de
la disposicion del corazon .¡on que le o–
yen. Lo que es claro para a'l.uel que tie–
ne puro el corazon , es obscuro para otro
cuyo corazon está sujeto
a
una pasion .. Si
Joás hubiera estado fundado sólioamente
en el temor de D ios y en la confianza de
su proteccion , le hubiera sido descubier–
to el mysterio que se ocultaba en el man–
damiento de Eliséo. Pero quedando por
un justo juicio de Dios cubierta.entrc nu–
bes, dudó Joás ,
y
se cansó de obedecer:
y
su poca
fe
deteniéndole la mano , de–
tuvo tambien el curso de lás misericor–
dias del Señor sobre I sraél; y esra descon–
fianza de Joás llenó a Eliséo de indignacion.
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