LIBRO TERCERO DE LOS REYES.
tri Regis, quae sedit ad dexte–
ram eius.
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Dixitque ei: Petitionem
unam parvulam ego <;leprecor a
te, ne confundas faciern meam.
Et dixit ei Rex: Pete, mater mea:
neque enim fas est ut avertam fa–
ciem tuam.
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Quae ait: Detur Abisag
Sunamitis Adoniae fratri tuo u-
xor.
t
22
Responditque Rex Salo–
plon' et aixit matri suae: ¿Qua–
re postulas Abisag Sunamiti–
dem Adoniae? postula ei et Re–
gnum: ipse est enim frater meus
maior me , et habet Abiathar
~~cerdotem
, et Ioab filium Sar–
VIae.
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Iuravit itaque Rex Salo–
mon per Dominum, dicens: Haec
faciaJt mi i Deus, et haec a dat,
quia con ra a¡üma suam locu-
tus est
0mías we buril¡ hoc.
24
Et n
QC
vivit Domlnus,
qui fir
avi
e , et
collooav~t
me super so ium David patris
mei, et qui fecit mihi domum,
sicut loe tus est, quía hodie-oc–
cidetur Adonias.
•
Ni que te retires confusa
y
aver–
gonzada de no haber logrado lo que
me pides.
• Bethsahce no habia penetrado los
ce~ignios
de Adonbs ; pero Salomón los
percibió inmediclt:nncnte : previó las con–
seqiiencias ,
y
comprehendió la necesidad
de prevenirlas. El gran respeto y vene–
racion que le muestra a su madre no le
ciega. Usa de
disce~nimiento
, y oponien–
do la sabiduría y
1.1
firmeza a la excesiva
sencillez y fJcilidad de Bethsabee , le re–
husa lo que es contrario al órden de Dios,
a su propia seguridad y al reposo del Es–
tado. N unca nos es permitido traspasar
los
límites del respeto debido a aquellos
una silla para la madre del Rey,
que se sentó a su derecha.
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Y díxole: Una pequeña
gracia vengo a pedirte ; y no me
la has de negar. Y el Rey le
dixo : Pide , madre mia ; pues
no es razon que yo te disgus–
te'.
2
r Ella dixo : Dése Abiság
de Sunám por rnuger a Adonías
tu hermano.
22
Y respondió
el
Rey Salo-.
món , y dixo a su madre : ¿Por
qué pides a Abiság de Sunám pa–
ra Adonías? pide tambien para
él el Reyno
z;
pues él es mi her–
mano mayor que yo, y tiene en
su partido a Abiathár el Sacer–
dote, y a
J
oáb hijo de Sarvia.
23
Y el Rey Salomón juró por
el Señor, diciendo: Esto
y
aun mas
haga onmigo Dios
3 ,
sino es ver–
dad que contra su propia vida ha
hablado Adonías esta palabra.
24 Y hora vive el Señor, que
me ha rmado y colocado sobce
el th
OI}
tle David mi padre, y
que al establecido mi casa, . así
como lo dixo que hoy será muer–
to Adonías
+,
que nos han dado la vida ; pero hay oca–
siones en que debemos no condescender,
dándoles a entender que el interes de su
salud y de la nuestra nos impide hacer
lo que esperan de nosotros.
3
Es
un hebraismo ,
y
una especie
ce ·juramento execrator!o. Quiere decir:
El
Señor me trate con todo el rigor de
su justicia.
4
Salomón el dia que fué consagrado
Rey , concediendo la vida a Adonías,
le habia advertido que le haria morir en .
el mismo punro que comenzase a fomen–
tar alguna novedad en el Reyno ; y Sa–
lomón hallándole ahora culpable le cum·
plió la palabra. Adonías solo es el que
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