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LIBRO TERCERO DE LOS REYES.

tri Regis, quae sedit ad dexte–

ram eius.

20

Dixitque ei: Petitionem

unam parvulam ego <;leprecor a

te, ne confundas faciern meam.

Et dixit ei Rex: Pete, mater mea:

neque enim fas est ut avertam fa–

ciem tuam.

21

Quae ait: Detur Abisag

Sunamitis Adoniae fratri tuo u-

xor.

t

22

Responditque Rex Salo–

plon' et aixit matri suae: ¿Qua–

re postulas Abisag Sunamiti–

dem Adoniae? postula ei et Re–

gnum: ipse est enim frater meus

maior me , et habet Abiathar

~~cerdotem

, et Ioab filium Sar–

VIae.

23

Iuravit itaque Rex Salo–

mon per Dominum, dicens: Haec

faciaJt mi i Deus, et haec a dat,

quia con ra a¡üma suam locu-

tus est

0mías we buril¡ hoc.

24

Et n

QC

vivit Domlnus,

qui fir

avi

e , et

collooav~t

me super so ium David patris

mei, et qui fecit mihi domum,

sicut loe tus est, quía hodie-oc–

cidetur Adonias.

Ni que te retires confusa

y

aver–

gonzada de no haber logrado lo que

me pides.

• Bethsahce no habia penetrado los

ce~ignios

de Adonbs ; pero Salomón los

percibió inmediclt:nncnte : previó las con–

seqiiencias ,

y

comprehendió la necesidad

de prevenirlas. El gran respeto y vene–

racion que le muestra a su madre no le

ciega. Usa de

disce~nimiento

, y oponien–

do la sabiduría y

1.1

firmeza a la excesiva

sencillez y fJcilidad de Bethsabee , le re–

husa lo que es contrario al órden de Dios,

a su propia seguridad y al reposo del Es–

tado. N unca nos es permitido traspasar

los

límites del respeto debido a aquellos

una silla para la madre del Rey,

que se sentó a su derecha.

20

Y díxole: Una pequeña

gracia vengo a pedirte ; y no me

la has de negar. Y el Rey le

dixo : Pide , madre mia ; pues

no es razon que yo te disgus–

te'.

2

r Ella dixo : Dése Abiság

de Sunám por rnuger a Adonías

tu hermano.

22

Y respondió

el

Rey Salo-.

món , y dixo a su madre : ¿Por

qué pides a Abiság de Sunám pa–

ra Adonías? pide tambien para

él el Reyno

z;

pues él es mi her–

mano mayor que yo, y tiene en

su partido a Abiathár el Sacer–

dote, y a

J

oáb hijo de Sarvia.

23

Y el Rey Salomón juró por

el Señor, diciendo: Esto

y

aun mas

haga onmigo Dios

3 ,

sino es ver–

dad que contra su propia vida ha

hablado Adonías esta palabra.

24 Y hora vive el Señor, que

me ha rmado y colocado sobce

el th

OI}

tle David mi padre, y

que al establecido mi casa, . así

como lo dixo que hoy será muer–

to Adonías

+,

que nos han dado la vida ; pero hay oca–

siones en que debemos no condescender,

dándoles a entender que el interes de su

salud y de la nuestra nos impide hacer

lo que esperan de nosotros.

3

Es

un hebraismo ,

y

una especie

ce ·juramento execrator!o. Quiere decir:

El

Señor me trate con todo el rigor de

su justicia.

4

Salomón el dia que fué consagrado

Rey , concediendo la vida a Adonías,

le habia advertido que le haria morir en .

el mismo punro que comenzase a fomen–

tar alguna novedad en el Reyno ; y Sa–

lomón hallándole ahora culpable le cum·

plió la palabra. Adonías solo es el que

s~