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ADVERTENCIA
SOBRE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO
A
LOS COLOSENS E S.
C alosas era una
Ciudad populosa de la Phrygia Pacaciana , Provincia del Asia
,me...
nor
,
y
estaba simada entre Laodicea que era su Metrópoli ,
y
Hicrápolis
,
de que
hac<: mcncion PJinio
'.
Predicó en ella el Evangelio ,
y
la reduxo al conocimiento
y
{e
de Jcsu Christo Epaphras discípulo de San Pablo , a quien
el
mismo Apósrollla–
rma compañero suyo
y
fiel
Ministro de Josu Christo
2
•
Los Simonianos
y
los Pro–
cselyros del Ju_daysmo intentaron despues pervertir a estos fieles
y
viciarlos, sembran–
do doéhinas erróneas
y
·perjudiciales. Los
J
uda,rzamcs querian persuadirlcs la nece–
flidad de la circuncision
y
de las obser¡ancias legales. Y IU! discípulos de Simon Mago
ínscruídos en la PhilosJphía Platónica , enseñaban que se debían adorar los Angeles
como medianeros entre Dios
y
Jos hombres. ¡:ran muchos Jos impostores de esta cla–
·6e ,
y
S. Pablo en calidad
]
Apóstol de las Gentes , aunque no babia visto
jai~ás
a los
Colosenses, advertido por Epaphras de est::ts novedades , se creyó obligado
a
escri–
.. birles esta Carta , que les envió por
T
y<¡uico
y
Onesimo :
y
se cree haberla escrito
desde Roma,
y
en
el
mismo año que las dos
precedent~s,
y
observando las mismas
phrases
y
pensamientos que en la Carta a los Ephesios.
En
ella les representa que
J esu Christo es !obre todas
las
criaturas : que es la Cabeza de la Iglesia , de quien
proceden todas Jas gracias : que venció todo el pog:r del I nfierno : que perdona
to–
(dos los pecados : que es
el
sOlo esencial Mediador entre Dios
y
los hombres , ha–
biendo con su muerrc deshecho el
yugo y
la esclavitud de ·la l ey. De todo
lo
qua! jnfiere , que la circuncision exterior de la carne
y
la distincion de viandas eran
solamente sombras
y
figuras
1
y
en aquel tiempo inútiles
y
vanas :
c:¡pc
ninguno pue–
de llegarse a Dios sino, por medio de Jesu Christo su Hijo ;
}r
que toda la Rcligion
consiste en conocerle
y
creer en él. Pasa despues a convidarles a morir con Jesu
Chri\to , no solo a las ceremonias de
la
Lly y
a las tradiciones de los hombres
,
si–
no tambien al hombre viejo ; esto es
,
a
los desarreglos de su vida pasada ,
y
a que
resuciten con Jesu Christo a una nueva vida, revistiéndose del hombre nue\·o,
o
del EspíritU de Jesu Chrisro
y
de su Evangelio. Por último dcspues de dar im–
portantes avisos a personas de toda suerte de edades
y
condiciones , concluye su Car–
u
encargando que saluden
de~
parte a
''arios conocidos suyos.
•
Hist. Nat. Lib. v. Cnp.
~~~r.
Tom. ll.
~
Colos. r. 1·
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