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8

LOS HECHOS DE LOS APOSTOLES.

quo praevaricatus cst ludas ut

abi ret in locum suum.

26 Et dederunt sortes eis,

et cecidit sors super Matthiam,

et ann umeratus est cum unde–

cim Apost 0 1is.

1

Al I nfierno , que es la morada etc.:r–

na de los malos. El Traidor,.alevoso de un

D ios Encarnado no podia ser admitido en

el Ciclo , ni pudo sostenerle la tierra ;

y

así su propio lugar, o el lugar que Jo con–

venia era el Infierno. D.

D ERN.ARO.

s~r-

1110/l. V / 11.

in P salm. xc.

2

Dios , segun la Escritura , es

el

que

gobierna las suertes de todos. Muchos

excmpbrcs hay en

b.

Historia Santa, que

muestran claramente , que quando se tra–

ta

de cqnsultar

y

saber la voluntad d!

Dios

,

se puede lcgítimamenrc emplear la

suene

,

quando

no hay otro medio para

podcrl:t conocer. Lo que cxecuraron aquí

Jos

Apóstol~

puede servir de regla para

semejamos casos. Se proponen dos suge-

do, del qua! por su prcva ricacion

cayó Judas para ir a su luga r'.

26 Y pusiéronles las suertes •,

y

cayó la suerte sobre Mathias,

y

fué contado con los once Após–

toles.

tos en qtlicnes , segun el juicio de todos,

concurren las calidades neccs:ui:u para ser

elevados al Apostolado.

El

mériro era

igual en entrambos ;

y

así no quedaba ar–

bitrio a los Apóstoles p:na poder discer–

nir sobre qua! de los dos dcbia recaer la

eleccion de Dios. Para asegurarse de esta

acudieron primeramcnre

a

la oracipn ;

y

en seguida se valen de la suerte, como que

sabian que esta no es guiada por

el

acaso,

sino por la voluntad

y

como por

fa

ma–

no de Dios.

.En

todo esto dexaron

a

la

posrcllitlad un notable documento para

gue en la eleccion de los Ministros de la

l'glcsia solamenre se aticnd:l

al

mérito,

y

se consulte

a

Dios , olvid:mdo enteramen-

te qualquier respeto mano.

CAPITULO II.

D esciende el Espfritu Santo sobre los Apóstoles el din de Pente–

costes. L os J udfos quedan sorprendidos oyéndolos hablar en to–

das lenguas. Pedro t oman!ta la palabra

,

convence a los que

crelan que estaban fuera de sí

,

citándoles pm·a esto la Pt·ophe–

cla de J oét. Esta exhortacion de P edro hace que se conviertan

casi tres mil personas. M éthodo de vivir que observaban aque–

llos primeros fieles.

Et cum c:mplerentur

dics Pentecostes , erant omo"s

pariter in éodem loco ;

J

Era

el

espacio de oinqüenta días,

que pasaron entre la Pasqu:"t

y

la

V

enida

del Espíriro Santo. Los l udíos celebraban

muy solémnelhen

te la fiesta

de Pentecos–

tes en memoria ele haber .recibido la Ley

en ene di.a. Y :uí eJ Señor quiso .que

pan

T

Y

quando se cumplían Jos

dias de Pentecostes ' , estaban to–

dos unánimes en un mismo lugar;

el establecimiento de

la

ley nueva , en

que el .Espíritu de Dios debia grabar

los

divinos preceptos, no sobre tablds de pic–

dm , sino sobre

el

cor.lZon de los hom–

bres , sucediese alguna cosa semejante

2

la

que pasó en el .i\fo¡;ue de Sínai

,

qoan-