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s6o

SAN JU A N.

sum. Stabat autem et Judas, qui

tradebat eum, cum ipsis.

6 U t ergo dixit eis : E go

sum : abierunt

retrorsum , et

ceciderunt in terram.

7

Iterum ergo interrogavit

eos :

¿Qu~m .

quaeritis? llli au–

terre~ixerunt:

lesum N azarenum.

1l Respondit l esus : Dixi

vobis quía ego sum : si ergo

me quaeritis, sinite hos abire.

9 Utimpleretursermo,quem

dixit • : Quía

qua~

.c\.\!disti

mih~

non perdidi ex ej fu : ef'l.quam.

10

Simon er eram.

BIS

habens

gladium eduxit '-'lalchLet percus

sit Pontificis servum : et abscidit

auriculam eius

d~xteram.

Erat au–

tem nomen servo Malchus.

1 1

Dixit ergo Iesus Petro:

Mitte gladium tuum

in :xagi•

nam. ¿Calicern , quern dedit mi–

ht Pater, non bibam illum?

12

Cohors ergo et Tribunus

et Ministri Iudaeorum compre–

henderunt Iesum , et ligaverunt

~m:

''CÍan

todos los dias ; queriendo el Señor

darles a entender con e¡ro, que estaba en

su mano el dexarsc hallar o no , como

qui~

¡iesc.

~1:1 : i1:9o~~fz~ t;;1'~~h~;~~~~~~~a fo·r!~~~

blc poder de tantas gentes armadas

y

lle–

nas de furor contra Jcsu Christo? .El mis–

mo se descubre

y

declara que es aquel a

quien buscan :

y

esta sola palabra los aba–

te

y

los desarma ; porque

el

que la habla-f

ha era un D ios omnipotente, que se ocul–

taba.baxo la enfermedad

la carne del

l1ombre.

,_

Estas palabras tomadas del Capítulo

precedente

Y.

12 .

se entienden allí de la

pérdida del alma ,

y

aquí

.11!

la pérd'da de

la vida corporal.

a Supra

XVI

r.

I l.

soy. Y Judas, aquel que lo entre–

gaba, estaba tambien con ellos.

6 Luego pues que les dixo:

Yo soy: volvieron atrás,

y

ca–

yeron en tierra

1 •

7 Mas volvióles a pregun–

tar : ¿A quién buscais? Y ellos

dixeron : A Jesus Nazareno. ,

8 Respondió Jesus : Os he

dichoc;que yo soy : pues si me

busca1s a mí , dexad ir a estos.

9

Para que se cumpliese- la

palabr!, que dixo : Los que me

diste , a ninguno de ellos perdí •.

10

Mas Simon Pedro que te–

nia un!' espada, sacóla , e hirió

a un siervo del Pontífice , y cor–

tóle la oreja derecha. Y el siervo

se llamaba Maleo.

·

11

Jesus entónces dixo a Pe–

dro : Mete tu espada en Ja bayna.

¿El Cáliz , que me dió el Pad re,

no lo he de beber yo ' ?

12

La cohorte pues y el Tri–

buno y los Ministros de los J u–

díos prendieron a J esus , y atá–

ronle • :

3

Como si le dixera : ¿Crees , Pedro,

que recibo

y~o

bs

m~nos

de los Judíos

este cáliz dl"'mi Pasion

y

de mi l\htcrte ?

No sin duda. Ellos son lós_instrumentos

por la malicia de su volunt:td ,

y

por la

corrup·cion de su corazon. Mi Padre es

el

~

me lo presenta , para que y o lo beba

por la redencion del universo; no Jos Ju–

d1os , que en mi roucrre solo pretenden

saciar su furor.

4

Los Soldados se levantaron de tier–

ra por un efeéto sin duda del mismo poder

que los derribó. Causa verdaderamente

asombro , cómo no volvieron 'sobre sí

aquellos Judíos que fueron a prender a

Jesu Christo en vista de un prodigio tan

grande : tan extremada era su ceguedad

y

dureza.