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CAPITUL0 XVII.

S

57

buit, quía non sunt de mundo,

sicut et ego non sum de mundo.

rs

Non rogo ut tollas eos

de mundo , sed ut serves eos a

malo.

r6 De mundo non sunt , sic–

ut et ego non sum de

m~pdo

. .

17

Sanétifica eos in veri ta–

te.

Sermo tuus veritas est.

18 Sicut tu me misl»tl in

mundum , et ego misi eos in

mundum.

19 Et pro eis ego sanétifico

meipsum , ut sint et ipsi sanéti–

ficari in veritate.

20

Non pro eis ·autefn rogo

tantu m , sed et pro eis, qui cre–

dituri sunt per verbum eorum

in me:

·

2

r Ut omnes unum slnt, sic–

ut tu Pater in me, et ego in te,

ut et ipsi in nobis unum sint; ut

credat mundus, quía tu me mi–

sisti.

Quiero que trabajen en el ·mundo,

y

que merezcan trabajando en la convcr–

sion del mundo. D espucs que se hayan

labrado

b

corona sacad los en paz de él,

y

entre tanto libradlos de

U~Qo

mal, de la

corrupcion del mundo , dc-,a malicia

y

de las tentaciones del espíritu maligno.

T. Gr.

i~t

1V

'"'7~~~ ,

del malo ,

o

del espí–

ritu maligno.

\ '

T.

Gr. fv

T-¡;

d.A)f-3-t:tt- 0'11,

eu tu v

-

dad.

Conságralos por la 'uncion de ru

E spíritu , que les dé una santidad in–

terior

y

vcrdader:t ,

y

que los haga dignos

Ministros de

tu

palab1'a , que es la ver–

dad misma.

3

Para trabaj:tr en la misma obra ; pe–

ro con esta

considerable diferencia

,

que

Jesu Christo era el Autor de la

reconcilia~

Cion del m,undo con Dios

;

mas los

A

pós–

toles eran sus Ministros para

la

dispensa–

cien de la palabra

j

de los Sacramentos.

4

Yo

me

co1ungro

y

o/! zco eu sacri–

ficio

,

para que ello¡ verdaderamente

se;~.n

no son del mundo , así como yo

no soy del mundo.

15 No te ruego que los qui–

tes del mundo, sino que Jos guar–

des de mal'.

16 Ncrsondelmundo,así co–

mo yo no soy del rr;\Jndo.

· 17

Santifícalos en

la Jer–

dad •. Tu palabra es verdad.

·18 Como tú me enviaste al

mun¡:lo , cambien yo los envié

1

mundo'·

19 Y por ellos yo me santifico

a mí mismo +,para que ellos sean

tambien santificados en verdad.

20

Mas no

rue~o

tan sola–

mente por ellos , srno cambien·

por aquellos, que ha n de creer

s

en mí por la palabra de.ellos:

2 1

.Para que sean todos una

c.osaj, así como

tú,

Padre , en mí.,

y yo en tí, que tambien sean eUo$

una cosa en nosotros; para que el

mundo crea, que tú me enviaste

7.

santos ,

y

se consagren a ru servicio corl

verdaderos Sacerdotes , de quienes los an–

tiguos no fueron sino imágeneS muy im–

perfeéb s.

s Ruega el Seil,or públicamente en ca..

Jidad de

P ont[fice

por todos los suyos, que

creían en él y habian

de

creer en la série

de

todos los siglos hasta el fin 4_el mundo.

6

Una cosa:

Jesu

Christo~or medio .,~

de esta comparadon no pretende que los

fieles sean una misma cosa entre sí , del

mismo modo que

él

es una misma cosa con

el Padre ; porque esta unidad del Padre.

~J:on

el

!-:lijo consiste en

Tj

~,u~~~.,.¡~ ,

o

en

la

consubstancialidad : mas la de

lo~

fieler

en

T;

~,umi~

·n

la

conformidad de

la~

voluntades o ánimos.

A flor. rv.

J

2.

L.J.

unidad entre el Padre

y

el Hijo es esen-–

cial :

l OAN N. X. 30.

r

XIV .

IO.

ma~

la de los

ficlcs~ntre

SI

y

con Christo ,

es

espitíi'ftal y mystica.

R ommt.

ZII .

E –

pites.

I V.

7

Para

que

~na

union

rie

lo¡

hijo5 d•