CAPITULO XVIII.
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CAPITULO XVIII.
P•·isi011 de J esu Christo. Es corzducido a Anás JI a Caiphás. R es–
po11de al Pontlfice , JI recibe una cruel bofetada. S a11 Ped1·o le nie–
ga tres veces. Es presenta,do a Pi/ato
,
.a quien declara que
m
R eJIIIO
110
es de este. fllU§do. Pi/ato
quie~·e
salvar al 3 S eñor
:
mas
el Pueblo pide con instmJCia que .suelte a Barabbas
,
JI que¡>a·
ga mo1·ir a J em Christo.
<t
H aec • cum dixisset le–
sus, egressus est cum
d~scipu
lis suis trans torrenrem Ce–
dron, ubi erar hortus, in quem
introivit ipse et discipu1i eius.
• 2
Sciebat
autem.etludas, qui
tradebat eum , locum : quia fre-.
quenter Iesus conveperat illuc
cum discipulís suis.
3 ludas ' ergo cum accepis–
set cohortem , et a Pontificibus
er Pharisaeis Ministros , -venit
illuc cum laternis et facibus
et arrnis.
4 Iesus itaque sciens 9mnia,
quae ventura erant su per eum,
processit, er dixit eis: ¿Quern
quaeriris?
5 R esponde: unt · : Iesum
N azarenum. Dicit eis Iesus: Ego
a De la Ciudad.
2
Se llamó así por lo turbio de sus
:~.guas ,
o por los
t:edros.
E ra un torrente
que corria entre la Ciudad de Jerusalem
y
el monte de las Olivas. David , que pa–
só
este mismo torrente huyendo de su hijo
Absalon para retirarse al desierto ,
I r .
R eg. x1-·.
2
3.
fué una
excelente figura de
J esu Chrisro, que le pasó tambien , no
p ara huir de
s
enemigos , sino para po-
a Matth. xxvr.
36.
.
l;jarc.
XIV. 3 2 .
Lu~. ~JI. .JJ ,
39· .1.1.R e¡g. .xv.
2J·
1
Ouando Jesus hubo di-
.
~ho
estas cosas , salió ' con sus
discípulos de la otra parte
d~J
ar–
royo de Ced ron • , en donde habia
jln huerto , en el qual entró éfy
sus discípulos.
2
Y Judas , el que Jo entrega–
ba , sabia tambien aquel lugar:
porque muchas veces concurría
:alli
Jesus con sus discípulos.
3 Judas pues habiendo toma–
do una cohorte ' , y
Alguacil~s
. de Jos Pontífices
y
de Jos Pha–
riséos, vino allí con linternas
y
con hachas
y
con armas.
4 Mas J esus, sabiendo, tor . s
las cosas que habían de venir so–
bre él , adelantóse ,
y
díxoles:
¿A quién buscais ?
5
Respon~iéronle
: A Jesus
Nazareno
4.
Díceles Jesus: Yo
nerse en sus manos ,
y
entregarse a Ia
muerte.
3
Era un cuerpo de tropas de quinien-
0tos a seiscientos hombres , como si dixé–
ramos un baqJJon o esquadron , manda–
das por un
~ial
, que los R omanos lla–
maban
:Tribuno
,
y
nosotros podemos lla–
mar Coronel.
4
Ofuscad~
entre tanta luz , no co–
noci~n
al
m1smo
que buscaban
y
que
b M attlz.
x~vr.
47·
Marc.x
IV.
43·
L uc.
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47·