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CAPITUL O X.

345

C A P

l.

T U L O X.

Escoge el S eñor otros· sete11ta

.y

dos discfpulos

,

.Y

los envia a pt·edi–

cm· su venida

,

dándoles las i11struccio11es de lo que debian obset·vm·

en su pt·edicacion. Amenaza a las Ciudades obsti11adas

,

en las qua–

les se habian hecho mucbos milagt·os. Da gt·acias al Pad.-e, por1Ae

esconde

.Y

niega su luz a los sobet·vios

,

.Y

la comzmica a los humil–

des.

Ense~la

a

""

D oflot· d! la Le_y pot· medio de

u11a parábola,

quién es el pt·óximo. D eclara a Mm·tha

,

que andaba afanada en set·–

vi.-!e

,

qu~

Maria su hern:,'lna habia WJscogido la mejot· parte.

1

Post haec autero .

1

si–

gnavit Dominus et alias se ' a–

ginta duo5 : et misit illos binas

ante faciem

suam

in omnem

Civitatem ct locum , quo erat

ipse vcnturus.

2

Et dicebat illis • : Messis

quidem multa , operarii a utem

pauci. Rogate ergo dominum

mcssis , ut mittat operarios in

messcm suam.

3

Ite • : Ecce ego mitto vos

sicut agnos ínter lupos.

4 Nolite' portare sacculum,

neque peram , neque calceamen–

ta • , et neminem per

vi~

sa–

lutaveritis.

J.

T. Gr.

tal'oJ.l.Jxov1tt.

,

seünla

:

Así

se han llamado despees los setenta discí–

pulos del Señor ,

aun~e

la Vulgata ,

y

la

mayor parte de los

J

adrcs'f: Intérpre–

tes convienen en que fueron setenta

y

dos

los escogidos. Estos eran de un grado

y

autoridad inferior a la que renian Jos Ap6s–

toles. Por esto toda la antigiiedad ha re–

conocido a los Obispos por succesorcs de

Jos

A

p6stole~;

y

a los Sacerdotes por suc–

ccsores de los discípulos.

:a

Porque

w1

hermano asistr

de

otro

n

llfntth.

r:r.

37·

b

Jlfatth. x . rG.

J'om.

J.

1

Y

despues de esto seña–

1

el Señor tambien otros seten–

ta .Y dos ' ; y enviólos de dos

en dos • delante de sí a cada

Ciudad y lugar , a donde él ha–

bía de ¡-enir.

2

Y

dedales : La mies cier-

.J

tamente es mucha, mas los obre–

ros pocos. Rogad pues al Señor

de la mies , que envíe obreros a

su mies.

3

Id vosotros : He aquí que

yo os envio como corderos en '

medio de lobos.

4 No trayg, ·s bolsa, ni al–

forjas , ni caJI¡ do , ni salu–

deis a ninguno' por el cami–

no

3 •

hermano , es como una Ciudad muy for–

tificada.

Proverb. z v

I I

I.

1

9· Y tambien

para que se ayudasen

y

consolasen mú–

tuan.ente en las fatigas

y

sucesos de su

ministerio.

3

Esto es , no

os.~mbaraccis

ni aun en

saludar a nadie. Era costumbre entre los

Pueblos Orientales saludarse con muchas

ceremonias ,

y

e~

muchas preguntas

y

respuestas. Y el

~ñor

les encarga , que

quando van a un negocio de la mayor

im~

portancia , como es el anunciar a los pue-

c

llfarc. vr.

8.

d

IV.

R,g.

IV.

29.

Xx: