CAPITULO IX.
~43
eius, et
i
pse faciem suam firma–
vit ut iret in lerusalem.
52 Et misit nuntios ante
conspeél:um suum : et euntes
intravcrunt in Civilatem Sama–
ritanorum ut pararent illi.
53
Et non receperunt eum,
quia facies eius erat euntis in
lerusalem.
54
Cum vidissent autem '"di–
scipuli cius Iacobus et Ioannes,
dixerunt ·: ¿Domine , viSí'dici–
mus ut ignis descendat de Cae·
lo, et consumar illos?
55
Et conversus incn
1,
vit
Wos , dicens : Nesci tis ' ius
spiritus estis.
56
Filius • hominis non ve–
nit animas perdere , sed salva–
re. Et abierunt in aliud castel–
lum,
57 Faél:um est autem , am–
bulan tibus illis in via, dixit qui–
dam ad illum • : Sequar te quo–
cumque 1eris.
r
MS.
E l
puso
de ir.
lpse
faciem
sunmfinntl1Jit.
Y
lo mismo explica el tex–
to Griego
aV-rO~ 'T~ '1r"p4tn.~;TDY
•HiTV
iorie.lf•,
que
S.
GnaÓNYMO
Epist.
CL 1.'1(
2iie.st.Y.
explica:
se/ortijic:Ó, u revistiÓ de
fuerzas,
para ir a ofrecerse voluntari:unenre a la
muerre.
Obfirmatione mim
,
dice
el
San–
to Doélor ,
et fortitudim: opus
eit
ad
pas:
siouem sponte propermzti.
:.9
:a
Algunos sie-men que era un barrio o
~rrabal
de la Ciudad.
3
Los Samaritanos eran
2nemigos
de–
clarados de los Judíos :
y
como el Señor
]lizo
scmbl:mre de
ir a
Jcrusalem,
a quien
Jos
&unaritanos miraban como Ciudad
~;~~~~iga
, por esto
nq
quisieron reci-
• 4
T. Gr. 6,r
~Uti'
lo·.lctr
b·ol11:rt ,
como
t.uni.Jien !Jizo E/f..,s.
Lo que hizo Elías,
J'V.
R~g.
J.
10 . 12.
fué porr panicular
"
l omm. III.
17.
t tX/ 1.47·
firme semblante ' de ir a Jeru–
salem.
52 Y envió delante de sí mcn–
sageros : ellos fueron, y entraron
en una Ciudad • de Jos Samarita–
nos para prevenirle posada.
53 Y
no le recibieron ,
.J
;i.Orquanto hacia semblante de
"lf
a
J erusalem
3 •
54 Y
qua ndo lo vieron San–
tiago y Juan sus discípulos, dixe–
Jbn : ¿Señor, quieres que diga–
mos que descienda fuego del Cie–
lo , y los acabe
4
?
55
Mas él volviéndose hácia
ellos, los riñó, diciendo: No sa–
beis de qué espíritu sois.
s6
El Hijo del hombre no vi–
no a perder las ánimas, sino a
salvarlas.
Y
se fueron a otra
Al-
déa.
;,
57 Y aconteció que yendo
ellos por el camino , dixo uno
a J esus : Yo te seguiré
s
a don–
de quiera que fueres.
movimiento del Espíritu Santo : mas Jos
Apóstoles lo queri n hacer movidos de
un espíritu de
ven~¡ 1za.
Y por esto el Se–
ñor los reprehende'" veramenre, como de
una
f.1.lta que era op esta a su doétrina ,
y
a la
mansedumbre .E\•angélica , que man–
da amar
a
los enemigos
1
y
qui:? quandr-}
nos hieren en una mexilla
,
presentemos
la otra.
S.
HIBRON.
ut supr.
Les dice tam–
bien,
que no sabia de qué espíritu eran
animados.
Como si les dixera : aun
no
acr)>ais
de
enrender que no debeis ser
ya
del espíritu de la
Ley
,
cuya justicia con–
siste en dar ojo p,or ojo ,
y
diente por
diente ... sino del
~spíritu
del .Evangelio,
que
es
todo de bondad
1
de dulzura
y
de
caridad :
de
aquel espíritu
que
me ha·he–
cho venir a
mí
a3nundo, no para juzgar–
le ,
sino
¡l.lra
salvarle.
S.
JUAN XII.
47·
s
T.
Gr.
.~eJ~
1
,
1
Señor.
b Jo1alllz,
VI 11.
'9·