CAPITULO XII.
32
Et ait illi Scriba : Bene
Magíster , in veritate dixisti,
quía unus est Deus, et non est
allus praeter eum.
33 Et ut diligatur ex tato
corde , et ex tato intelleél:u , et
ex tata anima , et ex tata forti–
tudine : et diligere proximum
tamquam sei psum , maius est
omnibus holocautomatibus ,
~
sacrificiis.
34
Iesus autem videns quod
sapienter rcspondisset, dixi!
il–
li : Non es longe a nigno Dei.
E t nemo iam audebat eum in-
terrogare.
•
35 Et respondens Iesus di–
cebat , docens in Templo: ¿Quo,
modo dicunt Scribae Christum
fi–
lium esse David?
36
Ipse enim David dicit in
Spiritu Sanél:o • : Dixit Domi–
nus Domino meo, sede a dex–
tris meis , dance ponam inimi–
cos tuos scabellum pedum tuo–
rum.
37
Ipse ergo David dicit
eum Dominum : ¿Et unde est
fi–
lius eius? Et multa turba
eum
libenter audivit.
38 Et dicebat eis iri qoélri–
na sua ' : Cavete a Scribis, qui
1
Porque sabia discernir con prudcn-
•
cia entre lo que Dios princiP,.almente de–
sea de nosotros ,
y
entre JaJ
remonias
exteriores de la Ley.
1
Pero no babia aun entrado en él;
porque aunque comenzaba a comprehcn–
der en qué consistia lo esencial de
J:i
pic–
d:td ,
mas
le faltaba
el
conocimiento de
]e–
su Christo.como Hijo de Dios , que sien–
do
fl
fmlltltO,
/.-zvrrdady
/a ;;id.1,
foAN.
;,.:Iv.
6.
por
él solamente
podia
llegar
a
0
J.Lu.h.
xx1r.
41.
Luce xx.
42.
P
s.dm.CJr.
1.
Tom.l.
32 Ydíxole el Escriba :Maes–
tro,en verdad has dicho bien, que
uno es Dios,
y
no hay otro si–
no
él.
33 Y que amarle de
todo
corazon ,
y
de
todo entend j;,
miento ,
y
de toda voluntad,
y
de todo poder:
y
amar al prcS>–
ximo
como a sí mismo , es mas
que todos los holocaustos ,
y
sa–
crificios.
,34
Jesus quando vio que ha–
biíf respondido sábiamente , dí–
xole ' : :No estás léjos del Reyno
de Dios •. Y ya ninguno se acre–
vi~
a preguntarle.
35 Y respondiendo Jesus de–
cía, enseñando en el Templo:
¿Cómo dicen los Escribas , que
el Christo es hijo de David?
36 Porque
el
mismo David
inspirado por
el
Espíritu Sant<;>, •
dice : Dixo el Señor a mi Señor,
siéntate a mi derecha , hasta que
ponga tus enemigos por estrado
de tus pies.
37 Luego el mismo David le
llama Señor : ¿Cómo pues es su
a
hijo ? Y una grande multitud de
pueblo le oía con gusto '.
38 Y decíalé!; en su doélrina:
Guardáos de los Escribas, que
entrar en este Rcyno. Y el Señorcon
es–
tas palabras le convidaba a que as¡irase a
unadicha que tenia tan cerca de
SI.
3
Porque le oía libre de la prcsun.–
cio~
orguUo
y
envidia que consumia a
los Phariséos ;
y
reconocido a sus bene–
ficios ,
y
admirandoJt~Su
sanra dofuina,
le escuchaba con
gusto , quando les
enseñaba con aquella autoridad
y
on–
cion ,
(_]UC
no
exp~rimemaba
en sus DOc–
tores.
•
b
.ilfattk. :zxrri.
7·
L uc.
Z J.
43•
ti=·
4.6.
li