CAPITULO VII.
~I9
eius, sed in ventrem vadit, et
in secessum exit, purgans omnes
escas?
20
Dicebat autem, quoniam
quae de homine exeunt , illa com–
tnunicant hominem.
2
r Ab. • intus enim de car–
de hominum malae cogitatioo
procedunt, ad ul teria , fo rnica-
tiones, homicidia
,
11
22
Furta, avari tiae, nequi–
tiae , dolus, impudicitiae , ocu–
lus malus , blasphemia , suaer–
bia, stultitia.
23 Omn ia haec ma la ab in–
tus proced unt, et communicant
hominem.
24 Et· ' inde surgens abiit
in fines Tyri et Sidonis : et in–
gressus domum , neminem va–
luir scire , et non potuit la–
tere.
25 Mulier enim statim ut
audivit de eo , cuius filia ha–
bebat spiritum immundum , in–
t ravit
,
~t
procidit ad pedes
eius.
26
E rat enim mulier Gen–
tilis, Syrophoenissa genete. E t
rógabat eutn urdaemonium ciice–
ret de filia ei us.
27 Qui dixit illi : Sine prius
1
MS.
Fornicios , omezil os.
"
Laenvidia :
véJSC
el
')i.
1
5. det Cap.
xx. de S.
lviATHEO.
3
En
la
locura se comprchende la va–
nidad ,
la
arrogancia ,
y
con mayor
par~
ticubridad
el
hablar sin cordura.
4
No se debe esto entender como si
Jcsu Christo no hubiera tenido poder pa–
ra ocultarse si hubiera querido. Mas se di–
ce en un lenguagc acomodadat a lo que
~uccdc
comunmenrc con los hombre' con
4
Genes. vi.
5·
Tom. I.
razon, sino que pasa al vientre, y
despues se echa en luga res excusa–
dos , llevando consigo todas las
hezes de la vianda?
20 ·
Mas las cosas que salen
del hombre , les decía , son lás
que inficionan al hombre.
<>
21
Porque de lo interior del
corazon de los hombres sa len los
pensamientos malos , adulterios,
fq,nicaciones ', homicidios ,
22
Hurtos , avarieias, mal–
dades , engaño , deshonestida–
des, ojo maligno • , blasphemia,
so'bervia, locura
3 •
23
Todos estos males salen
de dentro, e inficionan al hom–
bre.
24 Y levantándose de alll,
fuése a los confines de Tyro y de· •
Sidon : y entrando en una casa,
no quiso que nadie lo supiese,
mas no se pudo encubrir •.
25
Porque una ' muger que
tenia una hija poseída del es–
píri tu
inmundo , quando oyó.;,j
hablar de él , entró , y se pos–
tró a sus pies.
26 Era esta
0
muger Gentil
s,
Syrophenisa de nacion. Y rogá–
bale que echase el demonio de
su,
hija.
27
J
esus le dixo: Dexa saciata
quienes conversaba. Los Theólogos lla–
ma~¡
esta voluntad de
srñal
o
lnejicaz,
1w
absoluta.
Véase S.
THOMAS
P art. r.
Qiiest. x
IX.
Art. x rrM .
s
T.
Gr.
iM1rl~
,
Griega.
Así lla–
maban los Hebréos a todos los Gentiles:
y
Can:méos a los
~uc
habitaban en Tyro,
Sidon
y
om~
lugares circunvecinos sobre
la cosra del mar ;
y
los Griegos llamaban
a estos mismos Syrophcniscs, porque es–
taban confinantes con la Syria.
11
M ntth. xv.
2 1•
.
Ec
l