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CAPITULO XXII.

J29

rit non habens filium, ut ducat

fra ter eius uxorem il!ius , et su–

scitet semen fratri suo.

25

E rant autem apud nos se–

ptem fratres : et primus , uxo–

re duéta , defunétus est : et non

habens semen , reliquit uxorem

suam fratri suo.

26

Similiter secundus, et ter–

; tius usque ad septimum.

27

Novissime

autem omnium

et mulier defu ntra est.

28

¿In resurreétione ergo cu–

ius erit de septem uxor? omnes

enim habuerunt eam.

29

R espondens autem l esus,

ait illis: Erratis, nescientes Scri–

pturas, neque virtutem D ei.

30

In

resurreétione

enim,

neque nubent, neque nubentur:

sed erunt sicut Angeli D ei

in

Caelo.

31

De resurreétione autem

mortuorum ¿non legistis qu od

diétum est a D eo dicente vo–

bis:

32 Ego

a

s·um D eus Abra–

ham , et D eus Isaac , et Deus

l acob ? N on est D eus mortuo-

r um , sed viventium.

.,

1:

T. Gr.

ix.;«,ut~6,1«J.

El ''erbo Grie–

go

~f<Íe~ convien~

a hombres

y

mugcres;

pero el Latino

uubo ,

solo a las mugeres.

N oNIO MARCELO afirma , q"e

los

anti–

guos aplicJban el verbo

nubo

indiferente–

mente a hombres

y

mugcres. Responde

el

Señor a los Saducéos, que no comprchcn–

dian las Escrituras , ni los cfeéios que pro·

duciria

el

poder de D ios en

el

cuerpo de

los hombres en el momento de la resur–

rcccion ; porque ignoraban que los cuer–

pos por

la

virtud de la resurrcccion se

convertirían en unos como cuerpos espi–

rituales , a causa de

la

impasiitjlidad , de

a

E.-t:od.

TII.

6.

Tom.L

no tenga hijo , que tome su her–

mano su muger , para levantar

linage a su hermano.

25

Pues habia entre nosotros

siete hermanos: y habiéndose ca–

sado el mayor, murió : y por no

haber tenido succesion , de

muger a su hery.¡¡,\!JJ*'-,.,.,..,_ ...,,.

26

y.

el

rcero hasta el seteno.

27

Y despues de todos ellos

m! rió tambien la muger.

28

¿Pues en la resurreccion,

de quál de Jos siete será muger?

p~rque

todos la tuvieron.

29

Y respondiendo Jesus, les

dixo : Errais, no sabiendo las Es–

crituras, ni el poder de Dios.

30

Porque en la resurreccioo,

ni casarán, ni serán

cas~dos

1

:

si-

no que serán así como Angeles de .. .

Dios en el Cielo.

31

Y por lo que mi ra a la

resurreccion de los muertos ¿no

leisteis las palabras que Dios os

dice:

32 Yo soy el Dios de Abra- •

ham ,

y

el Dios de Isaac , y el

D ios de Jacob? No es Dios de

muertos, sino

~e

vivos '.

· la agilidad,

y

de la inmortalidad de que

se revestirán entónces. Que serian los

miJ

mos cuerpos

y

la misma carne que tenian

ántes de su muerte , pero libres de todas

Jas funestas conseqiiencias del pecado ;

y

pora:onsiguicnte

como

Aug~les

de D ios

Clf

el

Cielo

en lo que toca a la inmortalidad,

bienaventur:mza

,

y

Plffeccion

de

pureza;

mas no en lo que mira a la carne. S. Au–

CUSTIN.

de Ci'Vit .Dei Lib. xx¡¡, Cap.

x vi

¡,

Y

esto es

lo que

Jesu Christo qui–

so

dar a entender'\ los Saducéos. S.

J-I

m–

RON.

,_

Un 1

mbrc se dice que está vivo

R