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CAPITULO XXI.

re , timueru.ilt turbas : quo–

niam sicut Prophetam eum ha–

bebant.

temieron al pueblo : porque

lo miraban como un Prophe–

ta .

CAPITULO XXII.

P•·opone el

Se~ior

a los Judios otnt pm·ábola. Buscan

calunmiarle

;

y

le p¡·eguntatt sobre el tributo

q•IJ!f..,.,.,,

,;¡.lléi!f"''ílar,g~a!\'11

Cesar. ·

Pnteba

a los

Snducéo¿¡¡¡¡~on

.·., ·

,

a Escritura

resurrecciorl

de los

mue·rtos.

1"ór

la

misma

Escritura

convence a

los

P hariséos de la D ivinidad del M essías.

r Et respondens Iesus, di-

1

Y

J esus continuando su

xit iterum ln parabolis eis

~di-

dáscurso, volvióles a hablar otra

cens:

vez en parábolas , diciendo :

2

Simile

a

faél:um est reg-

2

Semejante es

el

Reyno de

num Caelorum homini Regi, qui

los Cielos a un hombre R ey ',

fecit nuptias filio suo.

que hizo bodas a su hijo '.

3 Et

misit

servas suos vo-

3 Y envió sus siervos a lla-

care invitatos ad nuptlas, et no-

mar los convidados ' a las bo- •

leba nt venlre.

das ,

y

no quisieron ir.

4 Iterum misit alias servas,

4 Envió de nuevo otros sier-

dicens : Dicite invitatis : Ecce

vos 'conórdende decirdesuparte

prand ium meum paravi , tauri

a los convidados:Sabed,que tengo

mei et altilia occisa sunt , et preparado mi banquete, que

~stá~

~,......___,

r

El

Padre Eterno.

~

Jesu Chrísro. Las bodas so¡, no

so~

Jamcnrc el banquete celestial , en que ro–

dos sus amigos serán embriagados

P sa!.

xxxlr,

de la abundallcia de los bienes

iuifnbles

de su

casa ,

y

en donde los ha–

beber en

el

torrente de sus

dclicias, –

sino tambien todas las gracias., todos los

Sacramentos , todos los dones de

la

Ley

nueva;

y

sol?re todo

el

augusto don de su

S.1crarísimo Cuerpo

y

Sangre,

y

la

pala–

bra

y

la voluntad de Dios.

3

Los

primeros convidados fueron los

Judíos , llamados por

b

voz de los Pro–

phctas.

4

Estos

segundos siervos nos figuran

los ítlrimos

Prophet.ls

que envió

el

Señor,

y

seií.aladamemc a San Juan Bautista,

CHRYSOST.

in klattlz. Homlf.

LXX.

Fi-

~

Luc.

XIV,

16.

Apocalyp.

XIX.

guran tambien a los Apóstoles

y

otros va–

mncs Apostólicos,

~u

e este gran Padre de

f.·unilias, cuya bondad

y

paciencia no tie–

ne l!mites

~

aun

~csp';les

de haber visto que

hab1an qmtado mhumanamente

la

vida a

su hijo

y

al heredero de la viña , les

cn-r«J

nuevamente para llamarlos

y

convid.trlos

a su Celestial banquete ; pero anegados en

el

cuidado de las cosas temporales desecha–

ron

el

precio de la muerte del Redentor.

Y

~o

contentos con esto persiguieron de

muerte, maltrataron

y

quitaron la vida

a

estos siervos que les hl bia enviado. Por

lo

que irritado este

Rey

Celestial, c11vió los

exércitos Romanos , que destruyeron e

jncendiaron

a

Jer• salem , pagando los

Ju–

díos .la p

de su perfidia con castigos

muy tei"n

es ,

qu~

pueden leerse en Jo–

SEPHO,

Be!. Iud. Lib.

vi.

Cap.

XLV.

·