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dez, para que abrieoen lao puertao; antes de

abrirl~s,

y

tenien–

do el Padre Fernandez las llaves en su mano, entro Fray lVIar·

tin e!r

la

celda del enfermo ,v le socorrió oportunamente.

Padeciendo una gravé

enfermedad.el

novicio _Fray Juan

Ramirez no tomó alimento e

n todo el

d1a, por la mtens1dad

de la fiebre. A la media noche se sintió tan desfallecido, que

a

su parecer iba

á

morir de flaquez a. Apeteció

ento1:~es

al.

gun sustento que le reparase las fuerzas; pero no temendolo

en su celda, ni siendo faci l proporcionarst:lo

á

esa hora,

llar~1~

con el deseo

a

Fray Martín, no dudando de que lo socorrena,

como lo hacia con cuantos lo necesit<tban. Al momento entró

en la celda el Siervo de Dios, estando cerradas las puertas del

Noviciado y de la celda,llernndo consigo el alimento que ape·

tecia el enfermo. Luego que lo tomó, y huvo r ecobrado sus

fuerzas, se fué Fray Martin del mismo modo milagrosr' que

habia entrado.

Se hallaba en el noviciado gravemente enfermo de fie.

hre ardiente, el R eligioso lego Fray Pedro Medrano; y sin·

t ié ndase muy fatigado en alta noche con intensísima sed, l\a•

maba

á

Fray M artin pidiéndole un vaso de agua, porque se

abrasaba de calor. Entró luego el Siervo de Dios con una

taz a grande de agua, y azúcar con rosa. Despues de haber

sati sfecho su necesidad, preguntó

a

Fray Martín ¿como había

entrado est ando las puertas cerradas? A lo que contestó: no

111e

pregunte eso, ya quecJa socorrido y consolado.

Hallándose retraído y oculto por deudas en una celda

del convento D. Rodrigo Melendez, enfe rmó de grave eri si–

pela en una pierna; y habiéndosele aumentado mucho los do·

lores

á

la media noche, clijo angustiado:

¡Como tuviera agua

caliente para bañarme esta pierna '

Entró al instaHte Fray

l\!I artin, estando la puerta cerrada· y con aldava por dentro;

bafi óle la pierna, y lo ali v·ió al momento.

Preguntole

el

en·

fermo ¡como había entrado? Yo tengo modo de entrar, le con•

testó Fray Marti n, y se salió al instante.

Enfe,rmó de hi_dropesia Fray Diego Medrana; y

estand~

~n. l~

enfermcr'.a .monlmndo, sin esperanza de vida segun

el

3u1c10 de los me d1cos, no se apartaban de su cama d os Religio–

sos velandolo, como se acostumbra en los conventos con los

que se aproximan

á

la muerte. Mas habiendo en una noche

rendi~o

el sueño

á

los Religiosos veladores, se acostaron

a

dormir. A poco rato cayó el enfermo de la cama, y ni aun

i;on el. estruendo despertaron los dormidos. Reveló Dios

a

Fray Man in lo que pasaba,

y

estando la puerta cerrada con lla·