Que tuvo todos estos caractéres
la
esperanza de F
Martin, lo acreditan los maravillosos hechos de su vicia
si
colfio ellos han comprobado la heroicidad ele su [(..
Se
1
oia
muchas veces repetir con to<la la efusion de su humi e -y
amante corazon, fervoro?os actos de las virtudes
teolog~les;
y
al hacer los de la esperanza, prorumpia en afectuosas espresio·
nes
á
J esus crucificado, por cuya pasion y muerte no dudaba
obtener su salvacion. Se <lirijia tambiená la Madre del Ver–
bo humanado, y
á
los Santos para el mismo fin; y cuan<lo
S?.
dignaba el Espíritu divino inundar su alma .de celestiales ccn–
solaciones, no solo esperaba sin la menor duela poseer eter·
namente al Sumo Bien, sino aun le parecia que ya estaba po–
;;cyénclole.
Por esta inalterable y firml sima esperanz a reputaba
como inmundo estiercol todos los falsos y pe1·ecederos bienoo
d e la tierra.
Por ella asistia con esmero nunca visto en el
convento, á
todo~
los dolientes, excitándolos á que sufriesen
con paciencia Slts pasajeros males, esperando los bienes eter–
nos; y por ella toleraba con alegria los oprobios y las inju–
rias, vertia su sangre con santa crueldad por la conversion de
los pecadores, y despues de convertidos, procuraba con la efica–
cia de sus instrucciones que esperasen firmemente su salvacion
por los méritos de Jesu-Cristo y los de su Santísima Madre.
L a esperanza lo sostuvo en las pruebas interiores, en los tcni–
bles combates del Demonio, en la hostil persecucion de los
prójimos, en sus gravísimas enfermedades, y en su venturosa
muerte; y ella lo hizo tambien participe de la divina Omni–
potencia. Los arboles brotan luego que los plartta; las. aguas
desbordadas del Rimac oyen su voz, y vuelven á su lech o; se
multiplican en sus manos las viandas con que alimenta multi.
tud ele miserables; los brutos feroces le acatan; sabe, y reme–
dia las necesidades de sus enfermos, aun cuando estos no pue–
den comunicarselas; su simple tacto ahuyenta las enfermeda–
des; cual puro espíritu, no solo vuela rapidamentede un lugar
a
Otro muy distante,}' penetra las puertas ce>Tadas, sino tam·
bien comunica estos dotes de los cuerpos glorificados, á seres
racionales y á seres insensibles: y finalmente manda á la muer–
te que le entregue algunas víctimas; la muerte le obedece,
y
el
las vivifica. Todos estos portento3 se detallarán en sus res–
pectivos capítulos: mas como ellos han sido obrados por Fray
_Martin para honra y gloria de
Dio~,
y
beneficio de los proji–
~os;
no solo testifican la firme y heroic:i: esperanza de este
S1 eryo de Dios, si no rambien sn ardiente caridaa.