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;:ietmiso
a
sus prelados para irá la
~iacienda
d e Li1'natambo
'\ ·opia del convento,
y_
distante
r~1ed_1a
legua de esta cmda?:·
~
llí doctrinaba á los i.g norantes md1os
y
negros; reprend1a
c ',.. dulzura sus defec tos; les inspiraba paciencia en sus
tra·
baj\is, y amor á la Cruz en satisfaceion de sus pecados y los de
sus prójimos. Y para que fuese
m~s
eficaz y
fructt~º'!ª
su ,en–
señanza, oraba con ellos, y los excitaba con su
e3e~plo
a
_l:i.
fiel observancia de la
fé
y de los preceptos en que los rnstnua.
Abrasaba su corazon el mismo zelo por la
co~wersiou
d e los pecadores, y por la perseverancia de los justos, á cuyo
fin no solo dirijia sus votos en su continua y feyvorosaoracion.
sino tambien sus sacrificios y cruentas mortificaciones. Es–
cribió y distribuyó
a
varios Religiosos y Seglares que solían
escucharle con admiracion, sólidos documentos y piadosos
ej ercicios, para impetrar
d~l
Señor la perseverancia en la
fé
y
la piedad, y el perdon de los pecados,
a
fin de que leyéndo–
los
y
meditándolos, conservasen en su mente y corazon las
· verdades que
le
habían oído cuando los exhortaba ele palabra:
por lo cual se decia comunmente, que Dios lo habia revestido
del Espíritu que animaba á San Pablo. No debe estrañarsc
este concepto, pues sabemos que algunos Santos iliterátos ele
uno y otro secso, como los Pascuales Bailones y las Teresas,
humillaron á muchos sábios con su divina elocuencia, y que
dejaron en sus escritos honrosos monumentos que acreditan
la infusion ele los d ones eon
qu~
los ilustraba el E spíritu Di–
vino. Mas eran Lima y sus suburbios muy reducido campo
para
fo.
inmensidad de su zelo, que solo quedaría satisfecho
eón la conversion d el Universo.
Sienclolc esto imposible,
qui so verificarlo ele algun modo, embarcándose con el Sr. D. D .
Felic iano de la V ega, Arzobispo d e Méjico, residente enton–
ces en Lima, á quien había curado milagrosamente, como
d espues se dirá, y pasar
a
la China para predicar el Evangelio
en esas vastísimas regiones.
Pero Dios sati sfizo los deseos
que el mismo le inspiraba, de un modo sobrenatural y mila–
g1:oso.
T al
vez previendo
.el
Seil.or, que padecería algun de–
u:1mento su
hum1ld.ad, r ealiza
ndo elproyecto de esponer su
v1cl~
po.r la
convers1on?e
los infieles, concilió la grandeza <lel
sacrificio con la obscuridad del m é rito: y mandando
a
sus .An–
geles que arrebatasen á Fray Martín cuantas veces era ele su
divino agrado, era conducido por ellos velozmente
a
los luga–
r es que
D~os
le d estinaba,
p~ra
bien espiritual de sus escogi–
<;!os.
.s e ignoran las conqmstas que hizo Fray Martiu para
la Rehg1on, por este m edio estraorclil"!ario; pero D ios se sir-